Hacemos una Pausa para Reconocer…
En el libro de Isaías (25:1-9), leemos estas palabras:
Sobre este monte, el Señor Todopoderoso preparará para todos los pueblos un banquete de manjares especiales, un banquete de vinos añejos, de manjares especiales y de selectos vinos añejos. Sobre este monte rasgará el velo que cubre a todos los pueblos…
Cuando pienso en banquetes, no puedo evitar pensar en el Día de Acción de Gracias. En nuestra familia, siempre ha sido una tradición reunir a toda la familia. En los últimos años, lo hemos celebrado en nuestra casa. Comemos pavo y, a veces, ostras. Cada uno trae un tipo de comida.
El año pasado, antes de reunirnos en torno a la mesa el Día de Acción de Gracias, los 26 invitados, incluso antes de dar las gracias, hicimos una pausa para mirar conscientemente a nuestro alrededor, para admirar los rostros y reconocer el regalo y la belleza del momento. Todas nuestras vidas se entrelazaron de manera tan intrincada en varios puntos del camino, las risas y las lágrimas a lo largo de las décadas, el conflicto, la angustia y el amor que todos hemos compartido.
Así que hicimos una pausa para reconocer el regalo de todo esto, el regalo de cada uno de nosotros, el regalo de estar juntos en dicho lugar. Hicimos una pausa porque nunca sabemos cuántos más tendremos en realidad.
Una comida compartida es más que sólo comida, ¿verdad que sí?
Hoy, antes de sentarse a comer con amigos o familiares, los invito a ustedes también a hacer una pausa. Miren conscientemente a su alrededor y observen los rostros. Traten de apreciar plenamente a cada persona que está allí. Aprecien el momento. Recuerden la forma en que cada individuo ha tocado y bendecido sus vidas. Den gracias a Dios por el regalo del momento, por el regalo de estar juntos y por las vidas que han compartido.
Oremos: Hemos reservado este día, Oh Dios, para recordar tu abundante provisión, tu bondad y tu gracia. Cuando nuestros ojos y corazones están abiertos, no podemos dejar de notar tu mano obrando, tu amorosa bondad, tu presencia y tu amor. Hoy, en particular, alzamos el ánimo a las personas que pasan hambre, a las que no tienen hogar y a otras que están lejos de sus seres queridos. Que descubran tu compasión y tu misericordia, incluso en medio de tiempos difíciles. Por gratitud, te entregamos nuestro corazón y nuestras vidas. Utilízanos en los días y semanas venideras para bendecir a otros y, al hacerlo, bendecirte a ti. Grande es tu fidelidad, Oh Dios Padre nuestro. ¡Grande es tu fidelidad, Señor, para con nosotros! En el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!