¡Él Nunca me ha Fallado!

¡Él Nunca me ha Fallado!

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo el Rev. Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope.

En Chicago, un hombre estuvo a punto de cruzar una calle concurrida cuando una jovencita encantadora se acercó, guiada por un perro entrenado para no videntes. Él se dio cuenta de que ella estaba ciega. Las luces cambiaron y las personas empezaron a cruzar la calle. Él estaba a punto de ofrecerle ayuda para cruzar la calle cuando un tipo grande detuvo su camioneta, se bajó, y dijo, “Señorita, ¿Puedo ayudarla a cruzar la calle?” “Oh, gracias, pero no,” respondió ella. “Tengo que confiar en mi perro que está entrenado para guiarme. Si dependo de alguien más, el perro no me guiará.” “¿Cómo puede saber cuándo cambian las luces para que puedas cruzar la calle?” el hombre preguntó. “No sé cómo lo sabe,” ella respondió, a medida que el perro comenzó a llevarla por la atestada calle, “pero él sabe. Y, ¡nunca me ha fallado!”

Ya sabes, así es justamente como es con nosotros cuando las luces en nuestras vidas cambian y tenemos que seguir adelante…no podemos entrar en pánico. Debemos confiar en nuestro guía…y caminar por la fe. No podemos ver el camino, pero Dios puede. Y, él nos guiará a la seguridad – ¡Él nunca ha fallado! En proverbios leemos: “Confía en el Señor de todo corazón…y él allanará tus sendas.” (Proverbios 3:5,6)

Oremos: Dios de todos los comienzos, y Dios de todas las mitades y finales, nos inclinamos en tu presencia para confesar nuestra dependencia en ti. Señor, confiamos en ti. Claramente has hecho todo hermoso en su tiempo. Todo lo bueno que nos ha ocurrido…te lo debemos a ti. Porque solo por tu gracia, a través de Jesucristo, comprendemos la vida tal como la conocemos, y valoramos aquellas cosas que dan sentido a nuestra existencia. Ahora, concede que cuando termine nuestra vida, podamos escucharte decir: “Bien hecho, buen y fiel servidor.” A través de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

La Única Forma de Sobrevivir

La Única Forma de Sobrevivir

En su libro, Finding God in the Dark (Encontrando a Dios en la Oscuridad), David Walls escribe sobre Lloyd John Ogilvie, y las dificultades que tuvo en su primer año como Capellán del Senado de los EE.UU. En el transcurso de un año, su esposa se había sometido a cinco cirugías importantes, tratamientos de radioterapia y quimioterapia. Varios compañeros de trabajo, que eran claves, fueron trasladados a otras asignaciones, lo que agregó presión e incertidumbre adicional al trabajo de Ogilvie. Los problemas que normalmente podría haber manejado con gracia ahora eran bastante abrumadores. El desaliento acechaba en cada esquina. La oración ya no era un lujo contemplativo, sino la única forma de sobrevivir. 

Wall cita a Ogilvie: 

“Mis propias intercesiones se multiplicaron por las oraciones de los demás. Las amistades se profundizaron ya que me forzaron a permitir que las personas me aseguraran con las palabras que había predicado durante años. Ningún día pasaba sin una conversación, una carta o una llamada telefónica que me diera amor y esperanza. El mayor descubrimiento es que puedo tener alegría incluso cuando no tengo ganas de tenerlo.”

La historia de Ogilvie es un recordatorio, para mí, de que cuando nos encontramos en las tormentas de la vida, Dios todavía está presente. También me recuerda que una vida de oración profunda y la capacidad de recurrir a otros en busca de ayuda, hacen mucho para que el dolor sea soportable. 

Mediante la oración y la atención de los demás, que la paz y la alegría de Dios pueda estar contigo – incluso en medio de los momentos más apremiantes de la vida.

Oremos: Amado Dios, el día de hoy te agradecemos por los amigos; por todas aquellas personas que están dispuestas a orar por nosotros, que se preocupan por nosotros, y que comparten nuestras alegrías y nuestras luchas. Qué bendición es ofrecer ese tipo de amistad y de recibirla. Oramos el día de hoy para que nos concedas el valor de pedir ayuda cuando la necesitemos, la gracia de aceptar esa ayuda, y la fe para encomendarnos a sus cuidados y a los tuyos. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Reconectando

Reconectando

Algo que escucho a menudo de mis amigos que no asisten a la iglesia es lo siguiente: Soy espiritual pero no religioso…Estoy seguro de que tú también lo has escuchado. Incluso yo lo he dicho. Y por lo general, se dice que significa: No estoy en todas las reglas de la religión. Sin embargo, si lo reflexionas la palabra religión tiene un origen poderoso. Proviene del latín re-ligio – re-ligamento – reconectare con Dios. En el Cristianismo, hay un fuerte énfasis en volver a conectar con otras personas como una forma de volver a conectar con Dios.

En ese sentido, yo quiero ser religioso. Yo quiero desempeñar un papel en la reconexión de las personas entre sí y con Dios. La verdad es que, en estos tiempos, necesitamos más personas así. Necesitamos más personas que estén dispuestas a dejar de lado sus egos y su necesidad de tener razón. Necesitamos más personas que puedan dejar de lado las diferencias que dividen y en cambio trabajar para unir a las personas.

En su segunda carta a los Corintios (5:17-18), el apóstol Pablo escribió:

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación…

Oremos: Tal y como nos has amado, Oh Dios, ayúdanos a amar a los demás. De la misma forma que nos has reconciliado contigo, que trabajemos hacia la reconciliación con los demás. Utilízanos incluso ahora como embajadores de tu gracia. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Pequeñas Semillas

Pequeñas Semillas

Las enseñanzas de Jesús, a menudo, son en parábolas, y en sus parábolas él nos enseña que el Reino de Dios se compara al lento crecimiento de la planta de mostaza. Es como una semilla que alguien sembró en el suelo y que haya brotado por sí misma. Empieza pequeña, discreta y casi imperceptible – ¡pero también imparable!

Hace algún tiempo, durante la cena de un miércoles, teníamos a un invitado, que venía de una de nuestras escuelas locales del distrito. Él nos habló de un programa de tutorías para niños de nuestro condado que no tenían hogar. Algunos de dichos niños, literalmente, viven en carros, otros viven con amigos. Todos ellos están sobreviviendo, pero muy por debajo de la línea de pobreza.

Durante las sesiones de tutoría, aprendimos que nosotros estaríamos escuchando a los niños – y hablando acerca de cosas como deportes o moda. Nuestro invitado nos dijo que al inicio se puede sentir como si no tuviese sentido. Inclusive, podríamos preguntarnos ¿qué diferencia hace esto? Y, sin embargo, todos los resultados señalan que los niños que cuentan con tutores – niños que simplemente tienen a un adulto en sus vidas que le importa lo suficiente como para apoyarlos – se desempeñan mejor en la escuela. Y estos niños están menos propensos a tener problemas disciplinarios que aquellos que no tienen a un mentor.

Todo esto me recuerda que muchas veces no nos damos cuenta del tipo de impacto que tenemos en las personas. Pequeñas semillas pueden tener un enorme impacto. 

La Madre Teresa nos ofrece un brillante vistazo de esperanza que descansa en pequeñas cosas: “No podemos hacer grandes cosas, solamente pequeñas cosas con un gran amor. No es cuanto haces sino más bien cuanto amor le pones a lo que haces.”

Me pregunto ¿Qué tipo de semillas estás sembrando en tu propia vida? Me pregunto ¿Qué tipo de semillas Dios quiere que siembres? Cualquiera que sea, yo oraré para que puedas sembrar generosamente.

Oremos: Dios de Amor, el día de hoy, ayúdanos a realizar un pequeño acto de bondad hacia otras personas, y ayúdanos a realizarlo con mucho amor. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Un Medio para Profundizar

Un Medio para Profundizar

Durante los últimos días, hemos estado reflexionando sobre el Salmo 62 y la práctica de cultivar un poco de silencio en nuestras vidas.

El autor y filósofo Ryan Holiday ha sido una gran influencia para ayudarme a pensar en esto. Él argumenta con bastante firmeza sobre la importancia de cultivar intencionalmente el silencio en nuestras vidas. Él señala que es difícil entenderse a uno mismo si nunca se está solo. Es difícil tener mucha claridad y comprensión cuando el ruido fluye constantemente. Y, afirma, si cultivamos un hábito regular de silencio, llevaremos con nosotros la quietud de dicho silencio en forma de paciencia, comprensión, gratitud y entendimiento. 

Thomas Merton lo expresó así: Si nosotros, “nos atreveríamos a penetrar nuestro propio silencio y…avanzar sin miedo en la soledad de nuestros propios corazones…entonces recuperaremos verdaderamente la luz y la capacidad de comprender lo que está más allá de las palabras y más allá de las explicaciones…”

Vuelvo a pensar en el Salmo 62. El salmista que lo escribió, y la forma en que utilizó el acallamiento y la quietud como medios para profundizar la fe y la confianza. Pienso en las cargas de su vida y en la fe que lo sostenía – una fe y una seguridad que cultivó…

Hoy me pregunto de nuevo ¿cómo sería nuestras vidas si pudiéramos reducir un poco del ruido y el parloteo que nos rodea. Si pudiéramos sacar un poco de tiempo cada día para sentarnos en silencio en la presencia de Dios…? ¿Qué pasaría si, durante treinta minutos cada día, apagáramos los timbres, las notificaciones, la televisión, la tableta electrónica y escucháramos esa pequeña voz apacible?

No sé qué te parecerá esto. Lo que sí se es que para los padres jóvenes, recuerdo esa etapa….hay muy poca tranquilidad – siempre. Pero para todos nosotros, si podemos encontrarla, es un regalo.

Ryan Holiday escribió: “El hecho de que el silencio sea tan poco común es una señal de su valor. Aprovéchalo. No podemos tenerle miedo al silencio, ya que tiene mucho que enseñarnos. Búscalo.”

Oremos: Dios Santísimo, mientras abrazamos un momento de quietud, incluso ahora, pedimos que Tu presencia nos envuelva. En el relativo silencio, háblanos al corazón…Fortalécenos. Renuévanos. Llénanos de tu paz. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

El Regalo del Silencio

El Regalo del Silencio

El Salmo 62 declara: “En Dios solamente espera acallada mi alma …”

Recuerdo que hace unos cuantos años, mi esposa Robbie tomó una clase sobre meditación cristiana en la Iglesia Presbiteriana Memorial. Era impartida por nuestro amigo Marc Craddock.

Después de una introducción muy básica, Marc les pidió que se sentaran en silencio durante cinco minutos. Uno podría pensar que cinco minutos no es gran cosa. Pero Robbie dijo que ¡sintió que se le salía la piel de encima! Fue realmente difícil. Y entonces pensó: Esto es un problema. Si no puedo sentarme en silencio ni siquiera durante cinco minutos, algo anda mal.

Eso la inició en un camino…El silencio es ahora una parte habitual de su rutina matutina.

Creo que comencé mi propio viaje con el silencio más o menos al mismo tiempo que Robbie. Ella como que me arrastró hacia esta cuestión de la meditación. En realidad, ha sido algo muy bueno para mí. Hace aproximadamente un año y medio, quise ampliar y profundizar esta práctica. Decidí emprender un retiro de silencio de tres días en una escuela Trapense en Carolina del Sur. ¡Pasar de veinte a treinta minutos cada mañana a tres días completos no fue fácil! De hecho, al final del primer día, pensé: “”¡Me voy a casa! ¡No puedo hacer esto!”

Pero estoy muy contento haberme quedado. Ese largo periodo de silencio obró en algo muy profundo dentro de mí. Sentí que el Espíritu de Dios se movía en mi vida. Me ayudó a juntar todas las piezas de los últimos meses al final de mi año sabático. Salí de dicho periodo sintiéndome verdaderamente como si mi alma hubiera sido restaurada.

Me pregunto ¿cómo sería nuestras vidas si pudiéramos reducir un poco del ruido y el parloteo que nos rodea. Si pudiéramos sacar un poco de tiempo cada día para sentarnos en silencio en la presencia de Dios…? ¿Qué pasaría si, durante treinta minutos cada día, apagáramos los timbres, las notificaciones, la televisión, la tableta electrónica y escucháramos esa pequeña voz apacible?

No sé qué te parecerá esto. Pero, sí sé que, si lo encuentras, es un regalo.

Oremos: Dios Santísimo, mientras abrazamos un momento de quietud, incluso ahora, pedimos que Tu presencia nos envuelva. En el relativo silencio, háblanos al corazón…Fortalécenos. Renuévanos. Llénanos de tu paz. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Paz Interior

Paz Interior

El Salmo 62 es una confesión de fe. En dos ocasiones, en tan solo unos pocos versículos, el salmista testifica: “En Dios solamente espera acallada mi alma …Sólo él es mi roca y mi salvación…él es mi protector; ¡Jamás habré de caer!

Ésta es una profunda declaración de confianza.

Y, sin embargo, al mismo tiempo, hay realismo. Hay un reconocimiento de que las cosas no siempre han sido tan maravillosas; de que el mundo que lo rodeaba era cualquier cosa menos estable. Él clama contra quienes lo han traicionado: ¿Hasta cuándo atacarán todos ustedes a un hombre para derribarlo? ¿Hasta cuándo golpearás a tu víctima?

Y luego, “…y aunque se multipliquen sus riquezas, no pongan el corazón en ellas…”

Como si quisiera decir que algunas cosas con las que contaba me han defraudado…

Sabemos bien todo sobre esto, ¿no es así? Por más hermosa que sea la vida, hay momentos en los que todo lo que sabemos que es verdad se desmorona. Hay momentos que nos rompen el corazón; y momentos en los que la carga que llevamos encima parece demasiado pesada para soportar. Hay momentos en los que nos sentimos confundidos e inseguros…

Aprecio la realidad del salmo – que menciona algunas de las luchas que enfrentamos en la vida. Y, sin embargo, también puedo apreciar que, a pesar de todo esto, el salmista tiene una fuerza interior, una sensación de paz subyacente – una fe que no se puede quebrantar.

No sé ustedes, pero yo quiero esa fuerza interior, esa paz interior.

El Salmista comienza: En Dios solamente espera acallada mi alma…

Oremos: Dios de amor, te esperamos incluso ahora…Ayúdanos a encontrar tiempo en nuestras vidas para sentarnos en tu presencia y permitir que tu gracia nos inunde y escuchemos tu suave apacible voz…Sánanos. Renuévanos. Y concédenos tu paz. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Cuando Somos Derribados

Cuando Somos Derribados

El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo Rev. Roger Kunkel, q.e.p.d., fundador de Dial Hope (Digita Esperanza).

Hace unos años, en una de las transmisiones nocturnas del futbol americano, los comentaristas estaban debatiendo sobre los grandes corredores de la historia profesional del futbol americano. Cuando hablaron sobre Walter Payton, q.e.p.d., de los Osos de Chicago (Chicago Bears), señalaron que él era el mejor corredor de campo en la Liga Nacional de Futbol. Entonces Frank Giffor dijo, “¡Qué corredor! ¿Te das cuenta de que en total Walter Payton obtuvo más de nueve millas de avance en su carrera? Solo imagínense eso – ¡más de nueve millas!” A lo que otro comentarista deportivo respondió: “¡Y pensar que cada 4.6 yardas del camino alguien lo estaba derribando!”

Bueno, no sucede solamente en futbol americano. Es verdad también en la vida. Somos derribados con frecuencia. ¡La verdad es que de vez en cuando la vida va a romper nuestros corazones! Y la pregunta es, ¿Cómo responder a eso? ¿Cómo lidiamos con las derrotas, los derribos, el dolor, y el hecho de ponernos en demasiado peligro? Deberíamos seguir el modelo de estos hombres, que llevaron a su amigo a los pies de Jesús sin aceptar ninguna alternativa.

Dios puede hacer cosas increíbles. Sabemos esto y confiamos en ello. Y hasta que no quede esperanza, debemos continuar encomendando a los que amamos al cuido de Dios. Debemos de continuar esperando un milagro. Dios te ama, y Dios ama a aquellos a quienes amas.

Oremos: Dios Santo, hoy oro por mis amigos. Estoy preocupados por ellos, y te pido que estés con ellos. Te pido que traigas sanidad a la situación perjudicial en sus vidas. Oro para que los ayudes, y te pido que me ayudes a quedarme con ellos, y cuidarlos. Yo oro en el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

¡Sonríe!

¡Sonríe!

Hace algunos años, escuché una conferencia de TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) impartida por Ron Gutman, fundador y director de Health Tap. Ron revisó una serie de estudios sobre la sonrisa y compartió algunos hallazgos sorprendentes.

¿Sabías que, incluso cuando no te sientes feliz, una simple sonrisa te hará sentir mejor? De hecho, los estudios de imágenes cerebrales han descubierto que una sonrisa nos da el impulso equivalente a ¡2000 barras de chocolate! Y una sonrisa también nos da el mismo impulso que sentiríamos si recibiéramos ¡$25,000 en efectivo! Los estudios también han encontrado que sonreír también puede hacerte más saludable. Sonreír reduce el nivel de hormonas que inducen al estrés y aumenta la cantidad de hormonas que mejoran el estado de ánimo. También se ha demostrado que reduce la presión arterial. Un estudio reciente de la universidad de Pensilvania encontró que sonreír nos hace ver bien a los ojos de los demás – no solo más agradables y corteses – sino también más competentes. Además de todo eso, sonreír es contagioso. ¡Es muy difícil fruncir el ceño al mirar una cara sonriente!

La Madre Teresa dijo una vez: “Nunca entenderé todo lo bueno que puede lograr una simple sonrisa.”

¡Sonríe!

Oremos: Te damos las gracias, Dios de Gracia, por un potenciador de la salud, un mejorador del estado de ánimo y un ajustador de actitud. Ayúdanos a recordar aprovechar al máximo nuestra capacidad para sonreír. Sonreímos incluso ahora mientras recordamos tu bendición en nuestras vidas, a través de Jesucristo. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Alegría Inspirada

Alegría Inspirada

En algún momento, en un Devocional de Daily Walk (Caminando a Diario), había una lista interesante en un mensaje titulado: “Cómo ser Miserable.” Suena como una buena lectura, ¿no es así? Bueno, aquí está una parte de la lista: 

“Piensa en ti mismo. Habla de ti mismo. Utiliza el “yo” tan a menudo como sea posible. Espera ser apreciado. Sé suspicaz. Sé celoso y envidioso. Sé sensible a los desaires. Nunca perdones una crítica. No confíes en nadie más que tú mismo. Insiste en la consideración y el respeto. Nunca olvides un servicio que hayas otorgado. Haz lo mínimo posible por los demás.”

En su carta a los Filipenses, el Apóstol Pablo parece darnos el consejo opuesto a lo anterior. Como ser feliz. De hecho, este tiene que ser una de sus cartas más llenas de alegrías – ¡a pesar del hecho de que está escribiendo desde la cárcel!

En el capítulo 2, Pablo escribe “…llénenme de alegría…No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.”

Algo sucede cuando nos movemos más allá de nuestros propios problemas e inquietudes y buscamos la forma de ayudar a los demás. Y a medida que cambiamos nuestra energía y nuestros pensamientos lejos de nosotros mismos, obtenemos una perspectiva más amplia y damos cabida a una alegría y realización más profunda.

Oremos: Dios de la Esperanza, algunos de nosotros, el día de hoy, estamos sufriendo mucho. Algunos de nosotros ni siquiera podemos imaginarnos moviéndonos más allá del dolor del momento para tener energía suficiente para enfrentar los problemas de otras personas. Te pedimos que salgas a nuestro encuentro, incluso ahora, en el momento de nuestra necesidad más profunda. Rodéanos con tu gracia sanadora. Y, mientras estamos siendo sanados, utilízanos como instrumentos de tu paz para los demás, comprometidos en tu servicio. Porque oramos en el nombre de Aquel que vino para que tengamos vida abundante. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!