Ventanas en Nuestras Almas
Zig Ziglar, una vez contó la historia sobre un anciano que hace muchos años se puso de pie en una ribera de Virginia. Estaba esperando para cruzar el río y, ya que estaba muy frío y no había puentes, que tendría que esperar conseguir viaje al otro lado. Después de una larga espera él pudo ver a un grupo de jinetes que se aproximaban. Dejo pasar el primero, después el segundo, tercero, cuarto y Quinto. Un jinete se mantuvo. Al acercarse, el anciano lo miró a los ojos y le dijo: “Señor, ¿podría darme un viaje a través del río?”
El jinete respondió de inmediato: “Por supuesto.” Una vez al otro lado del río, el anciano se desmontó del caballo. “Señor,” dijo el jinete antes de irse. “No podía dejar de notar que permitiste que todos los otros jinetes pasaran sin haberles solicitado ayuda para cruzar el río. Luego, en cuanto me acerqué inmediatamente me solicitaste que te ayudara a cruzar el río. Estoy curioso del por qué no se lo pediste a ellos y me lo solicitaste a mí.” El anciano respondió: “Los miré a los ojos y no pude ver el amor y sabía en mi propio corazón que sería inútil haberles solicitado ayuda. Pero cuando te miré a los ojos, vi compasión, amor y la voluntad de ayudar. Yo sabía que estarías contento en ayudarme a cruzar el río.”
El jinete fue conmovido. “Estoy agradecido por lo que acabas de decir”, dijo. “Se lo agradezco mucho.” Con esto, el jinete, que casualmente era Thomas Jefferson, se giró y se marchó a la Casa Blanca.
A raíz de esta historia, Ziglar hizo esta pregunta: “Si usted hubiera sido el último jinete, ¿será que el anciano te hubiese solicitado ayuda?”
Espero que las personas vean amor y compasión en mis ojos – y en los tuyos. Muchos han dicho que los ojos son ventanas hacia nuestras almas. Sabemos que nuestras almas están saludables cuando están llenos de amor, compasión y con la voluntad de ayudar.
Oremos: Amado Dios, te pido especialmente por todos aquellos que se sienten deprimidos o que están llevando cargas muy pesadas. Elevo a todos aquellos que están luchando para sentir el amor y la compasión, incluso para ellos mismos. Cólmanos de nuevo este día con tu amor, misericordia y esperanza. Danos sanación a nuestras almas y líbranos de nuevo a ser portadores de tu gracia; por medio de Jesucristo. Amén
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