Una Línea de Vida

Una Línea de Vida

Al leer los evangelios, se observa con bastante rapidez como Jesús sumerge su vida y ministerio en la oración. Descubrimos que continúa apartándose de las multitudes, de la enseñanza y la sanación para pasar tiempo a solas con Dios.

No hay duda de que la oración es fuente de renovación, fortaleza y esperanza.

Pero también me doy cuenta de que a veces no nos resulta fácil orar. Quizás hay momentos en que nos faltan las palabras. O nos cuesta saber qué decir o si estamos orando lo correcto. Incluso los discípulos de Jesús tuvieron dificultades.

En el Evangelio de Lucas, capítulo 11 (1-4), le piden a Jesús: Señor, enséñanos a orar.

Jesús respondió: Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos cada día nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. Y no nos metas en tentación…

Muy sencillo. Muy directo. El evangelio de Mateo nos ofrece una versión ligeramente ampliada. Y la Iglesia primitiva la transformó en el Padre Nuestro que los Cristianos de todo el mundo aún oran hoy.

Muchos de nosotros aún oramos esta oración en la antigua versión Inglesa. Por supuesto, no fue escrita así, pero nos aferramos a la tradición porque puede convertirse en un recurso para nosotros, especialmente en momentos difíciles. Es familiar y reconfortarte. Está presente en nuestros corazones.

De hecho, hace muchos años, tuvimos dos niñas de acogida, de 4 y 6 años de edad, que vinieron a vivir con nuestra familia durante varios meses. Pueden imaginar el trauma de ser separados de su hogar y de su madre a esa edad. Recuerdo claramente que, en la primera noche que pasaron con nosotros, los oí en su habitación orando está oración: El Padre Nuestro.

En algún momento, alguien les enseñó esta oración. Se convirtió en un gran recurso, una línea de vida para ellos. Igual que lo es para nosotros.

Hoy te invito a decir esta oración conmigo.

Oremos: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Y no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria por todos los siglos. Amén

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

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