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El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo Rev. Charlie Landreth
Una madre quería alentar el progreso de su pequeño hijo con el piano y por lo que compró dos entradas a una presentación de Paderewski. Al llegar la noche ella encontró sus asientos cerca de la parte delantera de la sala de conciertos y miraron un piano de la marca Steinway ubicado en el escenario. Pronto, la madre encontró a una amiga con quien hablar y no se dio cuenta que su niño se había ido.
Al llegar las 8:00 p.m. se atenuaron las luces, los focos se encendieron, el piano, marca Steinway, estaba bañado en luz, y sólo entonces la madre notó que su hijo estaba sentado en el banco del piano, donde comenzó inocentemente a presionar las teclas en una interpretación de la canción infantil “Estrellita.”
La audiencia lo aclamó, su mamá se quedó sin aliento, pero antes de que pudiera recuperar a su hijo, Paderewski mismo apareció y se movió rápidamente hacia el teclado del piano. “No, no te detengas, sigue tocando,” le susurró al niño. Y al llegar más allá de él con la mano izquierda el Maestro comenzó a improvisar una parte de bajo, y luego con su mano derecha, él alcanzó el otro lado del muchacho para agregar una cadencia virtuosa.
El público estaba como hechizados y la pieza musical concluyó en tremendos aplausos a medida que el niño anunciara, “yo no sabía que podía hacer eso.”
A veces, no nos sentimos dignos o capaces. Nos desanimamos y tentados a dejarnos por vencido, pero por algún milagro de la gracia nos sentimos a flote y estimulados. Dios nos susurra al oído, “no te des por vencido, sigue jugando” y a medida que seguimos adelante, somos cariñosamente envueltos, gentilmente inspirados, y de nuestros débiles esfuerzos algo maravilloso puede emerger.
Oremos: Gracias Dios, que todas las cosas son posibles a través de ti. Fortaléceme a medida que enfrento las dificultades y desafíos de este día. Utilízame como una bendición para los demás.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!