Santuario

Santuario

Hace dos veranos, cuando estábamos en la Isla de Lona, recuerdo haber entrado a orar en dicha antigua abadía. Sin duda, me pareció un lugar desolador. Originalmente se construyó en torno al año 1200. Yo podía sentir dentro de los muros mil años de oraciones. Pensé en los monjes, vikingos y peregrinos que habían caminado por dicho terreno sagrado.

Hubo un sábado por la mañana, en particular, cuando entramos en oración, el viento aullaba y la lluvia caía a cántaros. Los relámpagos mostraban sus grietas. Entramos para protegernos del frío húmedo y nos sentamos. En el momento de silencio antes de la adoración, se podía oír el viento y la lluvia azotando el edificio de afuera. Y Robbie se inclinó y dijo: Parece que estamos literalmente tomando santuario aquí.

El Salmo 100 es una invitación a encontrar santuario:

Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo…

Muchos estudiosos creen que este salmo se cantaba como parte de una procesión que conducía al templo de Jerusalén. Casi se puede percibir la alegría y la exuberancia subyacente. Por su puesto, en aquellos días, las personas solían viajar largas distancias para llegar al templo. Y si tenías la suerte de poder hacer ese viaje y entrar en ese espacio sagrado, me imagino que esta canción te resultaría familiar.

Pienso en el pueblo de Israel. En aquellos días, eran en gran medida un pueblo agrícola y, por lo tanto, su vida dependía de los elementos…Con frecuencia enfrentaban hambrunas y sequías. Y, simplemente por su ubicación geográfica, a menudo estaban en guerra.

Pienso en ellos, en aquellos tiempos, en sus actos de adoración. Era una comunidad unida para compartir su necesidad común y tratar de lidiar con lo que no podían controlar o siquiera imaginar; unida para mirar a la muerte y al sufrimiento a los ojos, y sin embargo afirmar que este sufrimiento no tiene la última palabra.

Preséntense ante él con cánticos de júbilo…

Que tú y yo sigamos encontrando santuario mientras ofrecemos todo nuestro ser en adoración al Dios viviente. Ya sea en persona o a través de la tecnología, que podamos llegar a verlo como el regalo que es. Y que, en nuestra ofrenda, la gracia sanadora de Dios nos inunde de nuevo.

Oremos: Te alabamos por el regalo de la vida y el amor. Oh Dios. Guiamos nuestros corazones para refugiarnos en ti. Toma nuestros corazones…toma nuestra culpa, nuestra vergüenza, nuestras preocupaciones, nuestra ansiedad, nuestra alegría, nuestra alabanza, nuestras vidas…Y llénanos de sanación, de sentido, de esperanza…de maná, del Pan de la Vida; por Cristo, nuestro Señor. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

Biografía

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