Sanación y Restauración

En el libro de Hechos (1:6-8), después de que Jesús había resucitado de entre los muertos, él está con sus discípulos en persona por última vez. Ellos le preguntan: “Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?

Se creía ampliamente que, cuando viniera el Mesías, él liberaría a Israel de la ocupación militar extranjera, que en ese momento era el Imperio Romano. Pero restaurar a Israel era solo una parte de ello. El Mesías iba a marcar el comienzo del reino de Dios, un tiempo de paz y restauración.

De modo que su pregunta apuntaba a algo más profundo. Jesús, ¿cuándo vas a arreglar las cosas? ¿Cuándo no habrá más niños hambrientos en nuestra comunidad; ni más violencia, ni más adicciones destructivas; ni más relaciones rotas, ni más guerras?

Es interesante cómo responde Jesús: “No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre.”

Y luego él da la vuelta a la pregunta: No es cosa de ustedes saber cuándo, pero…van a tener algo que ver en ello. Él dijo: “Cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder.” Si quieres que las cosas sean arregladas, solo debes de esperar. Dios te dará el poder para ser parte de ello. Él añade: “Serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.”

Al final de su tiempo en la tierra, Jesús les dice a sus discípulos: Ustedes están pidiendo por la sanación y restauración del mundo, eso es lo que Dios ha hecho en mí, y ahora, eso es lo que Dios hará en ustedes.

Me pregunto de qué pequeñas maneras podrías sentirte guiado a ser parte de la sanación y restauración del mundo…Me pregunto, cerca de casa, cómo tú personalmente podrías tener influencia…Me pregunto de qué maneras Dios puede estar tirando de tu corazón e incluso capacitándote para mostrar su amor.

Oremos: Dios de amor, te damos gracias por tu llamado a nuestras vidas. Oramos por la sanación y la restauración primero en nuestros propios corazones. Pero, mientras somos sanados y restaurados, que seamos instrumentos de tu amor y gracia; a través de Jesucristo. Amén.

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