Rodéalo con Oración
El mensaje de hoy fue escrito por el pastor invitado Rev. Andy Odom.
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. (Filipenses 4:6)
Durante los últimos tres días, yo hablé sobre tres disciplinas espirituales que trato de practicar cuando comienzo a sentirme ansioso por lago: Buscar claridad, mantener la calma y mantenerme conectado. Son buenas prácticas que son simples y fáciles de entender, pero les falta algo. Lo que les hace falta es la oración. La oración es lo que hace que una práctica espiritual, sea realmente espiritual. Entonces, en todo lo que hagas, rodéalo de oración.
- Cuando estés tratando de tener claridad sobre quién eres como hijo de Dios y dónde quiere Cristo que estés, incluye la oración en la práctica.
- Cuando estés tratando de mantener la calma, hágalo con una oración.
- Cuando estés tratando de mantenerte conectado, ora específicamente sobre la mejor manera de hacerlo.
Una de mis citas favoritas sobre la oración es de Soren Kierkegaard. Él dijo: “La función de la oración no es influir en Dios, sino de cambiar la naturaleza del que ora.” Las personas, a menudo, malinterpretan dicha cita con el significado de que la oración no influye en Dios. Yo creo que sí. Después de todo, Dios está en relación con nosotros, y parte de la naturaleza de la relación es la voluntad de ser influenciado por ella. Hay muchos ejemplos en las Escrituras donde Dios es influenciado por la oración. Pero, en todos esos ejemplos, la naturaleza del que ora también cambia. En resumen, a través de la oración, Dios nos cambia.
Cuando estés tratando de buscar claridad, mantener la calma o mantenerte conectado, rodéalo de oración, y prepárate a ser cambiado.
Oremos: Querido Dios, la oración es lo que nos ayuda a la claridad. La oración es lo que nos ayuda a mantener la calma porque la oración es lo que nos conecta contigo. Es el regalo que nos das lo que nos cambia lentamente. Gracias por dicho regalo. Que nos pueda cambiar el día de hoy, en Jesucristo. Amén.
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