Para que Podamos Vivir

El mensaje de hoy fue escrito por el fundador de Dial Hope (Digita Esperanza), el Reverendo Roger Kunkel, q.e.p.d.

En Escocia, hay un faro llamado Old William Light (La Luz del Viejo William). El hombre que mantenía encendida dicha luz venía a la ciudad dos veces a la semana para comprar comestibles e ir a la iglesia. Pero un día, el hombre no se presentó a su hora habitual. Había habido una fuerte tormenta la noche anterior, por lo que sus amigos estaban preocupados por él. Ellos fueron al faro y lo encontraron inconsciente. Él se había resbalado en las rocas y se había quebrado la pierna. Pero él sabía que la luz necesitaba ser encendida esa noche. Así que se arrastró agonizantemente por esos largos escalones en espiral hasta la cima para encender la luz. Debido a su condición debilitada, contrajo neumonía y luego murió en el hospital. Después de su funeral, un hombre llegó al pueblo y dijo: “Quiero erigir un monumento a este guardia de la luz. Yo era el capitán de un barco y me sorprendió la tormenta esa noche. Yo no sabía dónde estaba y me dirigía a las rocas. Pero luego, de repente, se encendió la luz y pude ver donde estaba.” Luego agregó: “Esta es la primera vez en mi vida que realmente puedo decir que alguien murió para que yo pudiera vivir.”

Él estaba equivocado, por supuesto, porque hace más de 2000 años, en un monte llamado Calvario, Cristo murió para que nosotros pudiéramos vivir. Jesús predicó el amor, el amor incondicional. Se mantuvo firme por lo que es correcto. Y luego subió a la cruz por ti y por mí, para morir y que podamos vivir. Jesús vino a buscar y salvar a los perdidos, para darnos aceptación, perdón y vida. Dondequiera que estemos en nuestro viaje de fe, podemos comenzar de nuevo.

Oremos: Amado Dios, sopla tu espíritu de mansedumbre y fortaleza en las vidas de aquellos cuyas candelas de esperanza han bajado de intensidad y debilitado. Teje tu gracia en las colchas de retazos que son los días de nuestras vidas. Sintoniza nuestros corazones con los himnos de la paz y llévanos a casa cuanto termine nuestro día. Porque te pedimos estas cosas con el alma llena de amor que nos mostraste en la vida de tu hijo, Jesús el Cristo. Amén.

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