Para No Desanimarnos
Yo recuerdo cuando comencé en mi primera iglesia como pastor principal. Estaba empezando a mojarme pies, aprendiendo los entresijos de la iglesia, cuando me enteré de que un miembro de nuestra congregación necesitaba una visita. Él era relativamente joven, en sus 50 años, y recientemente se le había diagnosticado un tumor cerebral inoperable.
Yo fui a verlo, pero estaba nervioso. ¿Qué puedo decir en una situación como esa? Cuando llegué, para mi sorpresa, él estaba de buen humor. Él se reía con facilidad. Su esposa incluso bromeó: “No sé qué le ha pasado estos últimos meses.” Él respondió: “Bueno, cuando sabes que tienes poco tiempo, te das cuenta de lo precioso que es…”
Cuando nos tomamos de la mano para orar antes de irme, yo pude sentir su fuerza interior. Él confiaba en que la muerte no tendría la última palabra…Y sabía que en el tiempo que le quedaba, él todavía tenía algo que ofrecer.
También he escuchado historias, sobre cómo justo cuando la vida parecía desmoronarse, algo muy dentro de ti empieza a crecer: una esperanza que no se puede contener, la esperanza de volver a ver a un ser querido, la esperanza de que el mañana no tiene por qué ser lo mismo que el día de hoy, las cosas pueden cambiar, para que pueda haber un nuevo comienzo. Otros me han dicho que justo en ese momento en el que pensaban que estaban más allá de su capacidad, una extraña paz se apoderó de ellos, o una inexplicable sensación de alegría surgió de la oscuridad…
En la Segunda Carta a los Corintios, capítulo 4:7-18, Pablo escribe: “Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruido…”
Luego él agrega: Por tanto, no nos desanimamos.” Y luego hace esta sorprendente declaración: “Aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día…”
Oremos: Te alabamos, Oh Dios, sabiendo que puedes sacar fuerza de debilidad, alegría del dolor e incluso vida de la muerte. Te pedimos hoy que nos encuentres en nuestro quebrantamiento, nuestros fracasos, nuestras deficiencias, nuestras angustias y dolores. Pedimos sanación y renovación. Ayúdanos a no desanimarnos. Ayúdanos a no desanimarnos, sino confiar. Te lo pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!