La Persona Justo en Frente de Nosotros

La Persona Justo en Frente de Nosotros

Hay una historia en el Evangelio de Juan (12:1-8) en donde Jesús estaba con María, Marta y Lázaro, una familia a la que claramente amaba, cuando María trajo un frasco de perfume muy caro. Puedes imaginar la escena en donde ella lo derrama sobre los pies de Jesús, y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Pero justo cuando esto sucede, Judas objetó: ¡Bueno! ¿Por qué no se vendió este perfume, que vale muchísimo dinero, para dárselo a los pobres? En este contexto, es una pregunta válida. Jesús se había dedicado por completo a cuidar de los pobres. Pero Jesús dijo: “Déjala en paz. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.” 

Debemos ser cuidadosos aquí, porque algunos han asumido que Jesús decía que no debemos preocuparnos por los pobres y vulnerables, porque simplemente está ordenado que siempre estén aquí. Pero en realidad, él estaba citando el libro de Deuteronomio, donde Dios le dice a Moisés: “Gente pobre en esta tierra, siempre la habrá; por eso te ordeno que seas generoso con tus hermanos hebreos y con los pobres y necesitados de tu tierra.” (15:11)

De hecho, lo que Judas no ve es que justo frente a él, en ese momento, había un ser humano necesitado. Allí estaba María, quien claramente estaba luchando; su amigo, iba a ser condenado a muerte. Ella tenía la necesidad de dar, la necesidad de demostrar su amor. Y entonces, justo frente a María, estaba Jesús…quien sabía que estaba frente a la cruz.

Jesús no decía que podemos descuidar la necesidad mayor. Pero sí decía: No pase por alto al necesitado que tienes en frente de ti.

Muy a menudo, nos sentimos abrumados por todas las necesidades del mundo que nos rodea, o estamos tan atrapados en nuestra vida cotidiana, que nos perdemos de ver a las personas que están sufriendo justo frente a nosotros.

Una amiga me contó sobre un letrero que vio en una sala de cuidados intensivos de un hospital. Se leía: “Por favor, mírame.” Era un recordatorio de que incluso los pacientes que ni siquiera pueden responder, necesitan ese contacto visual…y a menudo necesitan ese toque humano. Mis hijas, que trabajan en restaurantes, me cuentan que hay personas que entran y básicamente les gruñen o ladran (¡Cuatro aguas!) –  y casi ni las miran. Esto me hace pensar en los dependientes del supermercado y en otras personas que nos atienden constantemente. 

Lo cierto es que la necesidad que nos rodea es inmensa. Y aunque podemos hacer mucho bien a mayor escala, a menudo el mayor impacto que podemos tener es con la persona que tenemos cerca.

Oremos: Dios misericordioso, danos ojos para ver las necesidades de la persona que tenemos frente a nosotros, quizás incluso tan cerca como nuestra propia mesa de cocina. Que nos preocupemos como tú; en el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

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