Indicios de Trascendencia

Salmos 8 ofrece esta oración: “Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste; ¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano para que lo tomes en cuenta?”

Las palabras Hebreas “consciente” y “cuidados”, también podrían traducirse como “recordar” y “visitar”. “¿Qué es el ser humano para que lo tomes en cuenta?”

Este Salmo es un himno de alabanza que nació de un momento de asombro y admiración. Y nos invita a compartir ese asombro y admiración.

A veces, cuando estoy sentado en el océano, me sorprende lo pequeños e insignificantes que somos en el esquema general de las cosas. O, cuando estoy mirando las estrellas, es difícil contemplar lo lejos que están…Si pudieras viajar a la velocidad de la luz, tardarías más de cuatro años en llegar a la más cercana. Cuando empiezo a pensar en lo vasto que es todo, me doy cuenta de que el Dios que adoramos es mucho más grande de lo que podemos imaginar. Pensar que Dios creó todo esto y continúa creando. Las estrellas siguen naciendo, la vida sigue prosperando.

Pienso en otros momentos que he tenido y sé que tú has tenido. Eugene Peterson lo expresó de esta manera: Momentos “…cuando la Vida se derrama sobre los contenedores de mera supervivencia o utilidad.” Es un momento en el que te das cuenta de que hay algo más en el mundo que simplemente viviendo. Tal vez sentado en un velero en el océano, o en la cima de una montaña, o en el nacimiento de un niño, o incluso en la pérdida de un ser querido, o durante una conmovedora pieza musical. Captamos destellos de las conexiones entre todo lo que vemos y todo lo que no podemos ver. Obtenemos indicios de trascendencia, percepciones de que aquí está sucediendo más de lo que podemos explicar.

Este Salmo, entre muchos otros, nos llama -nos obliga- a detenernos y sentarnos con asombro y admiración; maravillarnos de la maravilla y la belleza de los regalos que Dios nos ha dado; de notar lo santo y lo sagrado en lo cotidiano, y responder con el corazón abierto y con nuestra más profunda alabanza.

Oremos: Dios maravilloso, te damos gracias por esos momentos sagrados, momentos que a menudo son pocos y distantes entre sí. Hoy, te pedimos que nos ayudes a notar la belleza de tu obra en la creación, a vislumbrar la obra de tu Espíritu en nuestras vidas, y a permanecer en asombro y admiración. Te alabamos por el regalo de la vida, y por tu amor que nos une, en el nombre de Jesús. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!