Fe y Política – Escuchar con Amabilidad
En los últimos días, nos hemos preguntado: ¿Cómo, como seguidores de Jesús, interactuamos con la cultura y la política de nuestros días? Ofreceré tres reflexiones básicas, y hoy comenzaré con lo siguiente:
En primer lugar, ¿podemos al menos estar de acuerdo en la necesidad de escucharnos unos a otros, con básica amabilidad?
Se supone que las personas de afuera debería poder mirarnos y decir: “Miren como se aman…” Sí, tienen convicción. Sí, tienen carácter. Pero miren a estas personas. Son amables, son compasivas. Y escuchan. Porque la forma en que manejamos nuestras diferencias en estos temas definitivamente afecta nuestro testimonio al mundo. Si bien el resultado final es importante, los medios son igual de importante. Porque afectan la forma en que el evangelio es escuchado o no por el mundo exterior.
¿Alguna vez has estado con alguien que, al surgir un tema polémico y tener una opinión firme al respecto, es como que si no hubiera más aire en el cuarto? Te callarán de inmediato. Y sabes que, aunque pudieras decir una palabra, no te escucharían.
¡Espero que no seamos nosotros!
Charlie Munger tiene esta gran cita: “No me permitiré tener una opinión sobre un tema sobre la cual no pueda articular la visión opuesta mejor que quienes la sostienen.”
Si pudieras llegar al punto de poder argumentar el tema desde ambos lados, entonces realmente has escuchado. Hacerlo cambiará tu corazón o fortalecerá tu fe. En cualquier caso, si comprendes el problema desde ambos lados, te ayudará a amar y empatizar con las personas con las que hablas. Desde una perspectiva Cristiana, nada podría ser más importante que eso. Ninguna ley, ningún programa, ninguna agenda…nada…
En la Primera Carta a los Corintios 13, Pablo escribió: «Ahora pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor».
Oremos: Oramos, Oh Dios, por nuestro país en los años electorales. A pesar de nuestras diferencias políticas, ayúdanos a escucharnos profundamente unos a otros, ayúdanos a escucharte profundamente. Donde discrepamos, que lo hagamos con un espíritu de amor. Que quienes buscamos seguirte seamos la sal, la levadura y la luz que refleja tu evangelio. Por nuestra forma de vivir, nuestra forma de hablar, nuestra forma de trabajar, jugar e interactuar, utiliza nuestras vidas para llevar esperanza, misericordia y alegría a un mundo desesperadamente necesitado. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!







