Envejecimiento Agraciado
El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo el Reverendo Charlie Landreth.
Probablemente estés familiarizado con las famosas hermanas Delany, quienes, a los 103 y 105 años de edad, publicaron su primer libro, titulado, Havin Our Say (Tenemos Mucho que Decir). En el libro informaron sobre su rutina diaria.
Esto es lo que dijo Sadie:
“Lo primero que hago cuando abro los ojos es sonreía y luego digo, gracias a Dios por otro día…y luego voy a la habitación de Bessie y trato de despertarla. A veces tengo que tocar en su cabecera. Finalmente, ella abre los ojos, a veces dirá: “¿Oh Señor, otro día?”
Cerca del final de Havin Our Say (Tenemos Mucho que Decir), el entrevistador pregunta: “¿Alguna vez piensas en la muerte?” Sadie respondió: “Sabes, tienes esta edad no sabes si te vas a despertar por la mañana o no. Pero no me preocupo acerca de la muerte, y tampoco Bessie. Nosotras estamos en paz. Uno se pregunta, cuando va a suceder. Es por eso por lo que aprendes a amar cada día, niño.”
Pablo les dice a los Cristianos en Corintios: “Por tanto, no nos desanimemos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento…” (2 Corintios 4: 16-17)
Hay maneras de hacerlo bien, este asunto de vivir una vida humana plenamente y llegar a su fin en un estado de gracia. Creo que esta gracia dada por Dios es la capacidad de amar y ser feliz; de pensar y crear; de servir y cuidar; de tener esperanza y lidiar con lo que sea que tengamos que lidiar. Que Dios te bendiga en este esfuerzo.
Oremos: Tú solo eres mi esperanza, amado Dios. Ahora que estoy viejo y gris, Dios, no me abandones. Quiero que estés presente conmigo y comparte tu amor y fortaleza conmigo este día. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!