Entregarse
Recientemente celebramos nuestra Herencia Escocesa en un servicio de adoración, con gaitas y tambores. Esto me recordó un viaje a Escocia hace dos veranos…adorando en la Catedral de San Giles en Edimburgo. Dicha iglesia celebrará su 900 aniversario el año que viene. ¡900 años!
Mientras estaba sentado en dicho antiguo santuario aquel domingo de Pentecostés y el coro comenzaba a cantar, pensé en las generaciones que han estado adorándote en ese mismo lugar. Y pensé en el profundo pozo de recursos que ofrece nuestra fe. Mucho más allá de Escocia, las personas se han congregado en iglesias de todo el mundo durante casi 2000 años, acudiendo a beber profundamente del agua viva que Cristo ofrece…acudiendo a ofrecerle sus corazones y sus vidas.
A principio de año, yo le pregunté a mi congregación por qué venían a la iglesia. Había muchas razones: Venimos a dar gloria a Dios. Venimos en busca de sanación. Venimos en busca de orientación. Venimos en busca de plenitud, significado y comunidad.
Y descubrimos que lo que Jesús nos pide es que confiemos, que nos entreguemos y que le devolvamos nuestro corazón. Y entonces, en esa confianza, en esa entrega, en ese dar, hay una profundización…y están las semillas de la sanación y la plenitud.
Me pregunto si hay áreas de tu vida en las que Jesús te pide que confíes…o que te entregues. Me pregunto si hay algo que necesitas dejar ir, o algo que Él te está llamando a dar. Esta semana, te invito a que encomiendes estas preguntas en oración. Pídele que hable a tu vida. Ofrece tu corazón y tu vida, y bebe profundamente del agua viva.
Oremos: Abre nuestros corazones para confiar en ti, Oh Dios, y entregarnos. Incluso en nuestras propias necesidades, especialmente en nuestras propias necesidades, ayúdanos a encontrar maneras de dar y servir; en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!