El Arte de Ver a los Demás

El Arte de Ver a los Demás

Ayer reflexionamos sobre la historia del Evangelio de Marcos donde Jesús regresa a su pueblo. Las coas no salieron bien. Los habitantes del pueblo preguntaron: “¿No es acaso el carpintero?” Marcos luego nos dice que: En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro.

Es cierto que aprender carpintería no solía preparar a alguien para ser tan sabio. Normalmente, los rabinos habrían recibido una educación completamente distinta.

Pareciera que los habitantes del pueblo no sólo lo veían como lo que era, sino que, basándose en su oficio, lo han metido en una caja y le han puesto una etiqueta.

“¿No es acaso el carpintero?”

¿Alguna vez alguien te ha hecho eso?

Recuerdo que hace unos años, cuando conocí a mi vecina Bárbara en una fiesta del vecindario, me preguntó a qué me dedicaba. Cuando le dije que era pastor, me frunció el ceño y dijo: “¡No tienes derecho a decirme qué hacer con mi cuerpo!”

Le dije: “Bárbara, no tengo ningún interés en decirte qué hacer con tu cuerpo.”

Sabes lo que ella hacía. Me había encasillado. Estaba dando por sentado que todos los Cristianos coincidíamos en una cuestión moral y política muy compleja…

¡No sé qué piensen ustedes, pero a mí no me gusta que me encasillen!

Pero, de nuevo, pienso en la frecuencia con la que les hago esto a los demás. Con la frecuencia con la que todos lo hacemos: Él es Trumpista. Ella es progresista. Boomer. Viejo de raza blanca. Socialista.

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León Tolstoi escribió una vez: “Uno de los engaños más comunes y generalmente aceptados es que cada hombre puede ser calificado de alguna manera particular…”

Por otro lado, la autora Zadie Smith comentó que, de niña, intentaba imaginar cómo sería vivir en casa de sus amigos. Ella escribió: «Rara vez entraba en casa de un amigo sin preguntarme cómo sería no irme nunca. Es decir, cómo sería ser Polaco o Ghanés, Irlandés o Bengalí, ser más rico o más pobre, orar estas oraciones o defender estás ideas políticas…Sobre todo, me preguntaba cómo sería creer en las cosas en las que no creía».

Qué hermosa manera de entrenar tu imaginación en el arte de ver a los demás.

Oremos: Dios de gracia, en este momento en que el tejido social de nuestra nación se desgarra y se deshilacha rápidamente, en este momento en que tantos se sientes solos, sedientos de conexión, hambrientos de ser conocidos, empodéranos para ser personas curiosas por los demás, dispuestas a escuchar, lentos para juzgar. Miramos a Jesús, quien nos muestra el camino. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

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