Anhelando ver a Jesús
En Agosto, estaba cursando una formación continua en Carolina del Norte. Uno de los libros que leí para prepararme para la clase se titulaba “La Gran Desiglesia”. Estaba basado en investigaciones sociodemográficas actuales. Al parecer, ahora mismo nos encontramos en medio del cambio religioso más grande y rápido en la historia de nuestro país. En los últimos 25 años, aproximadamente el tiempo que llevo en el ministerio, alrededor de 40 millones de personas han dejado de asistir a la iglesia. Eso representa el 15% de la población. Aproximadamente 86 iglesia cierran sus puertas cada semana.
¡Éste es un cambio enorme!
Lo que la investigación también muestra es que, al mismo tiempo, estamos experimentando una epidemia de soledad en nuestro país. Hay más división y aislamiento. Y las personas anhelan conectar con los demás…de una manera real. Anhelan encajar en algún lugar, de pertenecer. Y anhelan por significado y esperanza en este mundo tan fracturado en este momento.
Es interesante. Como nota esperanzadora, la investigación también muestra que muchos de los que dejaron de asistir estarían dispuestos a volver si alguien los invitara, si pensaran que podrían forjar nuevas amistades o si encontraran la iglesia adecuada. Pero la pregunta que la gente se hace ya no es: ¿Es Jesús real? O ¿Es verdadera la historia de Jesús? No. La pregunta que las personas se están haciendo es: ¿Es Jesús bueno?
Durante los últimos días, reflexionamos sobre el versículo de Juan 12:21, donde unos forasteros encuentran al discípulo Felipe y le dicen: «Señor, queremos ver a Jesús.» La respuesta de Jesús fue: Ellos me verán. Ellos me verán en el autosacrificio. Ellos me verán en la humildad. Ellos me verán en la generosidad. Ellos me verán en el amor abnegado.
Tengo que creer que las personas aún anhelan ver a Jesús. Ellos no anhelan saber qué pensamos sobre política. No anhelan escuchar sermones. No anhelan conocer cada detalle de nuestra doctrina…Pero sí quieren ver a Jesús.
Ellos Van a Ver a Jesús.
Que lo vean en ti y en mí.
Oremos: Dios de Esperanza, encuéntranos hoy en nuestra necesidad más profunda. Sánanos donde necesitemos sanación. Consuélanos donde necesitemos consuelo. Rétanos donde necesitemos ser retados. Y luego utilízanos como instrumentos de tu amor y gracia, para que el mundo vea a Jesús a través de nosotros. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!







