El Tiempo se ha Acortado
En su primera carta a los Corintios, Capítulo 7, el Apóstol Pablo escribió: “Lo que quiero decir, hermanos, es que nos queda poco tiempo…porque este mundo, en su forma actual, está por desaparecer. (Ver Primera Carta a los Corintios 7:29-31)
Esta carta es muy enriquecida. En está misma carta, encontramos ese gran pasaje que se lee a menudo en las bodas: El amor es paciente, es bondadoso…tenemos el pasaje bíblico que habla de que la iglesia es como un cuerpo con todas las diferentes partes funcionando juntas. Leemos acerca de los dones espirituales y hay un hermoso pacto sobre la esperanza de la resurrección. La carta es un tesoro de conocimiento sobre la condición humana y la forma en que Dios en Cristo busca entrar en nuestras vidas.
En el trasfondo de todo esto, había una creencia profunda que impulsaba todo lo demás. Pablo creía, y también creían los primeros cristianos, que Cristo volvería en cualquier momento y que el reino de Dios llegaría en su sentido más pleno durante el transcurso de sus vidas. Esta expectativa daba un sentido de urgencia a sus vidas y ministerios.
Es interesante que, incluso hoy en día, a menudo oigo a la gente decir: Creo que el fin de los tiempos está cerca. Miren toda la locura que está sucediendo en el mundo…Todas estas señales apuntan a que Jesús regresará en cualquier momento. Pero las personas han estado diciendo eso desde los días de Pablo. Y, en verdad, no sabemos cuando…
Lo que sí sabemos es que Pablo todavía toca una verdad profunda: No sabemos cuánto tiempo tenemos. Ya sea que Jesús regrese hoy, mañana, en 500 o incluso en 5000 años, es un hecho ineludible de la vida que no tenemos la eternidad; que todo lo que existe es temporal, fugaz.
El escritor Brian Koppelman señala que: “Si observas la gran extensión del tiempo, no somos ni siquiera un punto…Y si caminas por la vida sabiendo que un día todo lo que amamos ya no estará más, en mi caso, eso me hace amar más fuerte…con más fiereza. Me hace querer ser más expansivo, más generoso y más conectado. Me hace tomar conciencia de lo afortunado que soy de estar presente en este momento…”
Que tú y yo seamos el tipo de personas que atraviesan esta vida consciente de lo precario y precioso que es todo. Que vivamos con un profundo sentido de gratitud por el tiempo que se nos ha dado y el tiempo que nos queda. Y, que nuestras relaciones, nuestras decisiones y nuestra fe estén siempre moldeadas por esa percepción.
Oremos: Te damos gracias, Oh Dios, por el regalo de esta vida, y por la promesa de que, tanto en la vida como en la muerte, te pertenecemos. En el tiempo que se nos ha dado, ayúdanos a amar con más fiereza, a dar con más generosidad, a abrir más nuestros corazones y a construir puentes; en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!
