La Perfección no es una Opción

La Perfección no es una Opción

Ayer reflexioné sobre la Primera Carta de Juan (1:8-9) donde leímos: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.” En otras palabras, hay que tener cuidado de no negar la propia necesidad de la gracia de Dios. Porque, ¿qué sucede cuando negamos nuestra propia necesidad?

Primero: Si crees que tienes que ser perfecto, existe una tentación de hacer un juego de roles: actuar como si todo estuviera bien, incluso cuando no es así. Si tienes que actuar como si todo fuera perfecto, entonces las primeras cosas que se van por la ventana son la honestidad y la vulnerabilidad. Estas son las cosas que hacen posibles las relaciones humanas.

Segundo: es muy difícil tener gracia y compasión por los demás si no reconocemos nuestra propia necesidad de la gracia y la compasión de Dios. Existe una verdadera tentación de juzgar a los demás. Existe una verdadera tentación de decidir quién está dentro y quién fuera, quién es aceptable y quién no, y quién es digno de la gracia de Dios. ¿Quién es indigno?

Ayer cité el libro de Eugene Peterson, El Camino de Jesús. Peterson continúa escribiendo: “El perfeccionismo: una (terrible) desviación del camino…de Jesús. Es poco probable que nos hunda de cabeza en la condenación, pero ciertamente nos convierte en la compañía indeseable para los demás en el…camino…(Cualquier) intento de imponerla perfección a uno mismo u a otro, ya sea de padre a hijo, pastor a congregación, director ejecutivo a la empresa, esposo a esposa, esposa a esposo, decididamente no es el camino de Jesús.”

Finalmente, él escribe esto: “…la perfección no es una opción sino una seducción…”

A veces tenemos en mente esta idea de la “iglesia perfecta”: la mezcla justa de edades; la música perfecta; el pastor perfecto; todos se llevan bien. Cuando me estaba preparando para recibir mi primer llamado, yo estaba buscando la iglesia perfecta, y mi amigo Rusty me dijo: “Oye Joe, si la encuentras, mejor no vayas porque, si llegas, ¡lo arruinarás para todas esas otras personas perfectas!” ¡Él tenía razón! 

No existe una iglesia perfecta, como tampoco existe una familia perfecta. Esto es así simplemente porque no existe una persona perfecta.

Que tú y yo, mientras nos esforzamos por seguir a Jesús, mientras nos esforzamos para poder hacerlo bien, mientras nos esforzamos por hacer lo correcto y decir lo correcto, que nunca perdamos de vista su gracia. Hay gracia suficiente para ti y para mí. Que podamos compartir esa gracia con un mundo que la necesita desesperadamente. 

Oremos: Lávanos de nuevo con tu gracia, Oh Dios. Ayúdanos a aceptarnos y amarnos a nosotros mismos y a los demás como tú nos amas; por Jesús nuestro salvador. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

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