¿Cómo es el Cielo?
Un miembro de mi iglesia me preguntó recientemente: “¿Cómo será el cielo? ¿Volveré a ver a mi esposa? ¿Podré compensar las cosas que dije o no dije, las cosas que hice o no hice?
Es una pregunta difícil porque solo una persona ha sobrevivido a la muerte – y dicha persona es Jesús. Y realmente la Biblia dice muy poco al respecto. Pero nos ofrece vislumbres.
En una ocasión, cuando Jesús cuenta la parábola del hombre rico muriendo y yendo al Hades y Lázaro muriendo y yendo al cielo, parece bastante claro que Lázaro conoce y reconoce a Abraham. Tenemos la sensación, al menos en dicho pasaje, de que reconoceremos a otros y que ellos nos reconocerán a nosotros.
En la Primera Carta a los Corintios, capítulo 15, el Apóstol Pablo dice que tendremos cuerpos incorruptibles, y llevaremos también la imagen del celestial. Cuando pienso en eso, estando en la presencia del amor incondicional de Cristo – y de alguna manera cada uno de nosotros portando dicha imagen, tengo que imaginar que los males y las heridas del pasado que cada uno de nosotros hemos sufrido – e infligido- serán olvidados de antemano; que la separación y soledad que todos hemos sentido en esta vida se sanará…y que el anhelo en cada uno de nosotros por la conexión y el amor finalmente se cumplirá – superado por la misericordia, el perdón y la gracia que conocemos en Jesús.
En un sermón de Pascua, mi amigo Herb Meza reflexionó una vez sobre la vida después de la muerte. Él escribió lo siguiente:
“Creo que algún día cada hematoma, cada célula cancerosa, cada ojo ciego, cada cojera y cada bulto en el cuerpo se arreglará. Un día, cada vergüenza, cada rechazo, cada dolor que hemos sufrido darán paso a la gloria. No sé cómo lidiará Dios con toda mezquindad, los fracasos y la traición. Seguramente debe herir a Dios, pero sé que Dios es amoroso e indulgente. Y creo que un día, cada momento de esperanza, a pesar de la desesperanza, será recompensado.”
Oremos: Dios misericordioso, ninguno de nosotros sabe con certeza como será el cielo, pero sí sabemos que ha sido prometido. Nosotros confiamos en que eres tan bueno tal y como lo ha prometido Jesús: Amoroso, indulgente, lleno de misericordia y gracia. Ayúdanos a vivir a la luz de esta promesa como tu pueblo amoroso, indulgente y misericordioso. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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