Creando Bendiciones
¿Recuerdas cómo comienza la Biblia en el libro de Génesis? Comienza con un hermoso poema – casi como una canción con ritmo y estribillo: Dios, en el principio creó los cielos y la tierra…Y dijo Dios: ¡Que exista la luz! Y la luz llegó a existir. Y Dios dijo: ¡Que exista el firmamento en medio de las aguas…Y así sucedió. Y Dios dijo: ¡Que las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar…Y así sucedió.
Una y otra vez leemos: “Y dijo Dios…Y así sucedió.” Es interesante que Dios haga que la creación exista. Desde el principio de las Escrituras, aprendemos que hay algo en el lenguaje, algo en la palabra expresada que tiene la capacidad de crear realidad.
Si alguna vez dudas del poder de la palabra expresada, imagina a un niño, al que se le dice desde una edad muy temprana: Eres muy inteligente. Eres muy bonito o bonita. Tú eres tan importante. Yo te amo. ¿Cómo será su mundo? O, por otro lado, si a un niño se le dice una y otra vez, “eres malo”. “Eres testarudo”. “Ojalá pudiera enviarte de regreso.” ¿Cómo será el mundo para dicho niño a medida que él o ella crezcan? Estos dos niños vivirían dos realidades muy distintas.
Y, no solo los niños se ven afectados por nuestras palabras. Parte de ser creados a la imagen de Dios significa que compartimos la capacidad creativa de Dios. Las palabras que decimos importan. Mi oración es que utilices tus palabras y tu silencio, con cuidado y amor. Que puedas utilizar tus palabras para afirmar y construir. ¡Y que puedas crear un mundo en el que la gracia de Dios sea abundante!
Oremos: Dios de la Esperanza, todos conocemos el dolor de las palabras retenidas y el dolor de las palabras utilizadas sin cuidado. Ayúdanos hoy a hablar de bendiciones sobre la vida de quienes nos rodean. Oramos hoy con los salmistas, para que las palabras de nuestra boca y las meditaciones de nuestro corazón sean aceptables a tus ojos, porque tú eres nuestra Roca y nuestro Redentor. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!