Esperando por Más que Olas
En la década de 1980 todavía recuerdo un anuncio de dos páginas en una revista de surf. Era una imagen del océano con cincuenta surfistas moviéndose de arriba y abajo sobre el agua. Todos miraban hacia el mar y no se veía ni una sola ola. El encabezado decía: “Esperar por olas está bien. La mayoría de las personas se pasan la vida esperando por nada.”
No estoy seguro de si este anuncio se me quedó grabado durante todos estos años debido a la sensación subyacente de desesperación (que la mayoría de las personas no tienen algo que valga la pena esperar o añorar). O, si fue la promesa tácita de que podría haber algo que valga la pena esperar – algo más profundo y significativo que simplemente esperar por olas…
Durante el tiempo de Adviento, incluso mientras anticipamos el nacimiento de Cristo, también esperamos su regreso. Anhelamos las promesas de los profetas y las de Cristo de que habrá una redención final – un día en que las personas vivirán en paz unos a otros y con Dios; y un día cuando:
Dios les secará toda lágrima de los ojos.
Ya no habrá más muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor…
Porque tenemos esta esperanza, es la que da forma a nuestras vidas. Y, cuando vivimos en esta promesa y la ponemos en práctica en nuestras propias vidas cotidianas, nos da un gran significado en el presente y una gran esperanza para el futuro.
Oremos: Oh ven, Oh Ven Emanuel. Ven y arregla las cosas para que todo este correcto. Ven y termina toda violencia, opresión y lucha. Ven y alimenta a los hambrientos, cuida a los que se encuentran solos, y consuela a los que lloran. Ven incluso en este momento en nuestros corazones y concédenos el poder de vivir en nuestra esperanza Navideña. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!
