A Través de los Ojos de Jesús
Jesús dijo una vez: “No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.” (Mateo 7:1-2)
Esta enseñanza, aunque no siempre es fácil, es un regalo. No es que no debamos responsabilizarnos mutuamente, debemos hacerlo. Jesús simplemente nos recuerda que cuando odiamos a otros o demonizamos a otros, es destructivo – incluso a nuestras propias almas.
Me gusta lo que escribió el autor Shane Claiborne:
“Cuando miramos a través de los ojos de Jesús, vemos cosas nuevas en las personas. En los asesinos, vemos nuestro propio odio. En los adictos, vemos nuestras propias adicciones. En los santos, vislumbramos nuestra propia santidad. Podemos ver nuestras fallas, nuestras propias violencias, nuestra propia capacidad de destruir, y podemos ver nuestra propia santidad, nuestra propia capacidad de amar y perdonar. Cuando nos damos cuentas que tenemos fallas y que somos hermosos, estamos liberados para ver a los demás de la misma manera…Estamos hechos del mismo polvo. Lloramos las mismas lágrimas. Nadie está más allá de la redención. Nadie.”
El punto es que cuando nos vemos en los demás, somos más capaces de amarlos. Y somos más capaces de entender y amarnos a nosotros mismos.
Oremos: Amado Dios, recordamos la carta de Pablo a los Romanos, en donde escribió: “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó…”
El día de hoy, Señor, danos ojos para vernos a nosotros mismos y a los demás de la forma en que tú nos ves. A pesar de que estemos caídos, nosotros somos tus hijos. Sánanos, redímenos, libéranos de sentirnos como si tuviéramos que ser jueces del mundo – para que podamos amar profundamente y servirte a ti, por medio de Jesucristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!