Te He Llamado por Tu Nombre
En mi devocional matutino, no hace mucho, leí nuevamente el llamado de Jesús a los doce discípulos. Traté de imaginarme a mí mismo en ese grupo – la alegría de ser reconocido, el regocijo de ser querido y elegido. La verdad es que la comunidad de fe siempre se ha considerado como el pueblo escogido de Dios. Desde los tiempos de Abraham y aún antes, Dios ha llamado a las personas. Dios ha dicho: “Te he llamado por tu nombre; tú eres mío.”
No es que ser elegido sea una pretensión de superioridad. Es una bendición, pero no es un paso hacia arriba del estatus de la escalera.
A menudo lo he pensado así. Estoy en casa viendo a mis tres niñas jugar, y al final del día la casa es un desastre. Ahora si digo vagamente, alguien necesita limpiar todo este desastre, ¿crees que alguien lo hará? Probablemente no. Pero si doy un poco de mi atención paternal a una de ellas – o a las tres de ellas – y dijo, “Marley, Emily, Noelle, quiero que limpien este desastre.” Probablemente voy a tener mejores resultados.
Dios dijo, tú Juan, tú Nathan, tú Amy, tú – los quiero a ustedes. Los quiero juntos. Los he llamado por sus nombres. Son míos. Quiero que sean mis servidores.
El día de hoy ora para que cuando sientas el llamado de Dios, ese tirón en tu corazón, oro para que puedas notarlo y puedas responder.
Oremos: Aquí estamos, Señor. Sabemos que tú nos has llamado. Tú nos has llamado para seguirte. Algunos de nosotros te hemos escuchado muy claramente, y estamos tratando de responder de la mejor manera posible. Otros de nosotros, hemos escuchado, pero no estamos seguros de cómo responder. Y existen otros de nosotros que no estamos seguros de que te hayamos oído aún.
Cada uno de nosotros anhelamos escuchar tu voz, tu tranquilidad, tu dirección. Mantennos abiertos, para que cuando te oigamos, podamos decir, “Aquí estoy. Habla Señor, porque tu siervo te escucha.” Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!