Viendo Más Allá

Viendo Más Allá

Hay una vieja historia apócrifa sobre una niña de nombre Sarah. Un día, la pequeña Sarah estaba acostada en una colina, en medio de un prado, en un cálido día de primavera. Las suaves nubes blancas pasaban y ella contemplaba sus figuras. Pronto comenzó a pensar en Dios. “¿Dios? ¿Estás realmente allí?” Dijo Sarah en voz alta.

Para su asombro, una voz salió de las nubes. “Si, ¿Sarah? ¿Qué puedo hacer por ti?” Aprovechando la oportunidad, Sarah preguntó: “¿Dios? ¿Qué son un millón de años para ti?” Sabiendo que Sarah no podía entender el concepto del infinito, Dios respondió de una manera a la que ella podía entender. “Un millón de años para mí, Sarah, es como un minuto.” “Oh”, dijo Sarah. “Bueno, entonces ¿Qué son un millón de dólares para ti?” “Un Millón de dólares para mí, Sarah, son como un centavo.” “¡Guau!” – exclamó Sarah, haciéndose una idea. “Eres tan generoso…¿puedo tener uno de tus centavos?”

Dios respondió: “¡Claro Sarah! Sólo espera un minuto.”

La historia es divertida. Y es un buen recordatorio de que el tiempo de Dios y nuestro tiempo no son uno en sí mismo. En nuestra cultura nos hemos acostumbrado a poder conseguir lo que queremos en el momento que lo queremos. Pero desde hace mucho tiempo me han recordado que las mejores cosas de la vida llevan tiempo y trabajo duro para desarrollarlo. Cosas como las relaciones significativas, habilidad en un oficio, y el carácter, no sólo suceden de la noche a la mañana. Pero trato de recordar que, con consistencia, hay un efecto compuesto. A veces me resulta útil retroceder y ver más allá, tanto en términos de crecimiento personal y en términos de nuestro ministerio aquí en la tierra. 

El Arzobispo y Mártir del Siglo XX Oscar Romero escribió una vez:

Esto es de lo que somos:

Sembramos semillas que un día crecerán.

Regamos las semillas que ya están sembradas, sabiendo que tienen la promesa futura.

Establecemos cimientos que necesitarán una mayor construcción.

Proveemos levaduras que producen efectos más allá de nuestras capacidades.

No podemos hacer todo y

Hay una sensación de liberación al darse cuenta de ello.

Esto nos permite hacer algo, y hacerlo muy bien.

Pude estar incompleta,

Pero es un comienzo, un paso en el camino,

Una oportunidad para que la gracia de Dios entre y haga el resto.

Oremos: Amado Dios, ayúdanos a confiar en que estás obrando en nuestras vidas y en el mundo en este momento, y muéstranos las formas en que podamos participar en esta santa obra. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!

Daily Message Author: Joe Albright

Biografía

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