UNA BENDICIÓN INESPERADA
Las vacaciones de verano de mi buen amigo dieron un giro que ciertamente no había imaginado. Un viaje que se suponía iba a ofrecer un tiempo especial con familiares y amigos fue reorganizado dramáticamente por circunstancia imprevistas. Un problema de salud repentino resultó en una hospitalización inesperada, lejos de casa.
Irónicamente, el compañero de habitación del hospital, en donde estaba mi amigo, resultó ser un hombre de avanzada edad que estaba lidiando con algunas decisiones difíciles con relación a tratamientos médicos. Gracias a la naturaleza extremadamente empática de mi amigo, rápidamente se desarrolló un fuerte vínculo entre los dos pacientes. Las conversaciones fluidas permitieron una discusión franca de los problemas al final de la vida, incluida la posibilidad de cuidados paliativos para el hombre de avanzada edad.
Varios días después, poco después de que ambos hombres fueran dados de alta del hospital, mi amigo fue informado de que su compañero de habitación había fallecido apaciblemente. La agradecida familia del compañero de habitación expresó una profunda gratitud por la amorosa preocupación, la apreciada conversación, el apoyo compasivo y la invaluable paz mental que había recibido su ser querido.
Todavía me maravillo y muevo mi cabeza con asombro cuando recuerdo la inusual experiencia de vacaciones de mi amigo y reflexiono sobre cómo manejó lo que sucedió en esa habitación del hospital.
Entonces, ¿Cómo lidió con todo eso? Se quejó, se lamentó y preguntó, “¿Por qué yo? De ninguna manera. En realidad, él no ofreció ni una sola palabra de lamento o pesar. Más bien, él se sintió bendecido, en gran medida, por haber tenido la oportunidad de estar presente de una manera tan significativa para alguien en necesidad. Él aprovechó las circunstancias inesperadas y reorganizó los planes, sintiendo la mano de Dios en lo que sucedió. Él convirtió lo que algunos verían como una verdadera decepción en una experiencia grandiosa.
Mi amigo me dio mucho en qué pensar, mucho en qué reflexionar mientras enfrento los desafíos de la vida. Con esperanza, la experiencia que él tuvo podrá hacer lo mismo por ti.
Oremos: Señor Dios, ayúdanos a ver que hay un significado y un propósito en todo lo que experimentamos y permítenos discernir las bendiciones encubiertas de la vida para que podamos ser una bendición para los demás. En el nombre de Jesús, oramos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!