Un Tiempo para Orar y un Tiempo para Actuar
Hay una historia sobre una clase de escuela dominical que estaban aprendiendo acerca de cómo Dios se preocupa por nosotros en tiempos en que hay problemas. La maestra le pidió a la clase que dibujara las cosas que les daba miedo. Después de finalizar los dibujos, cada niño debía de explicar a los demás lo que él o ella había dibujado. Scott, de cinco años de edad, había creado con crayola una vívida nube en forma de embudo, un auto y un hombre. Describió cómo el hombre no podía encender el vehículo y un tornado se acercaba a él. “Realmente necesitaba orar, ¿verdad que sí?” preguntó la profesora. “No”, Scott no estaba de acuerdo, “¡Él tiene que correr!”
Hay ciertamente un tiempo para orar. Pero también hay un tiempo para actuar.
Instintivamente lo sabemos. Sin embargo, para el momento en que las tormentas nos golpean, ayuda haber establecido ya nuestras vidas en cimientos de oración. Cuando surgen situaciones desafiantes o confusas o peligrosas, es casi imposible desarrollar una vida de fe en ese preciso momento. Por otro lado, una vida continua de fe, basada en la oración y la comunidad, nos empoderará para enfrentar cada momento a medida que surgen.
Oremos: Dios de amor, queremos que nuestras vidas sean construidas sobre cimientos sólidos. Queremos la seguridad de la fe que viene a través de conocerte y de seguirte. Pedimos por la gracia mientras buscamos establecerte en el corazón y centro de nuestras vidas.
Oramos por aquellos que ahora, en este momento, están enfrentando tormentas que se sienten devastadoras. Que puedan saber más allá de cualquier duda de que tú estás con ellos. Concédeles tu valor y tu fuerza. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!