Un Sacrificio Vivo
En las escrituras Hebreas, del Viejo Testamento, los sacrificios de animales eran una parte importante en la alabanzas y la fe. El sacerdote, de esos tiempos, era el responsable de facilitar toda la ceremonia. ¡Como pastor, yo estoy muy agradecido que ya no se realiza dichos sacrificios más!
Pero, hay algo acerca de este ritual ancestral que aún es relevante. El sacrificio de dichos animales, del rebaño o manada, era costoso para los Israelitas ancestrales. La carne era un lujo en dicho mundo, así que la ofrenda era un sacrificio genuino.
Siempre que leo en las escrituras acerca de estas ofrendas, yo pienso acerca de la naturaleza del sacrificio de una vida de fe. No hay duda de que cuando damos generosamente de nosotros mismos, cuando sacrificamos por el bienestar de otros, cuando nos comprometemos de corazón a un ministerio en particular, nuestra fe madura y se profundiza.
El Apóstol Pablo escribió, “Yo exhorto a ustedes hermanos y hermanas, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, el cual es tu adoración espiritual…”
Oremos: Dios de Amor, te damos nuestros corazones, te damos nuestras manos. Te damos nuestros pies y nuestras mentes e inclusive nuestras palabras. Guíanos donde sea tu voluntad. Utiliza los regalos que te ofrecemos para servir a tu pueblo y para glorificarte. Pedimos que continúes sanándonos y redimiéndonos y nos guíes a lo largo del nuevo camino a una vida abundante. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!
