Un Pequeño Acto
En los últimos años me ha costado mucho leer o escuchar las noticias. Solía escucharlo a menudo mientras conducía a la iglesia y, a veces, de camino a casa. Lo que noté es que inevitablemente llegaba con una mayor sensación de ansiedad.
¿Alguna vez has sentido eso después de apagar las noticias?
Me he vuelto cada vez más consciente de que nuestras fuentes mediáticas – ya sean de izquierda, de derecha o que digan ser de centro – tiene un enorme incentivo financiero para aumentar nuestra ansiedad…para hacernos enojar o enfadar. Y tienen un enorme incentivo financiero para darnos exactamente lo que queremos escuchar en función de nuestras inclinaciones políticas. Ellos saben que la ansiedad, el miedo e incluso la confirmación nos hacen sintonizar. Clics. Lectores. Oyentes…Dinero.
Y entonces lo apagué. Y dejé de leer el periódico. Yo dije: ¡es suficiente! Y, efectivamente, mi ansiedad disminuyó considerablemente.
Lo único es que…hace muy poco, un amigo me reto sobre esto. Él dijo: Como Cristianos, no estamos llamados a retirarnos totalmente de este mundo. Estamos llamados a ser una luz, un faro de esperanza en medio de todo esto. Él continuó: Podemos monitorear lo que estamos recibiendo. (Quiero decir ¿realmente necesitamos escuchar o leer editoriales y artículos de opinión?) Y podemos monitorear lo que estamos recibiendo. (Antes yo estaba recibiendo demasiada información).
La sugerencia de mi amigo fue de que una vez a la semana (las cosas no cambian mucho de una semana a la otra), una vez a la semana, orar leyendo los titulares, recordando alzar a los más vulnerables y a los más poderosos. Y luego preguntarle a Dios si hay alguna pequeña acción que pueda tomar que ayude a sanar, enmendar o traer paz. Dios, concédeme el valor, la energía, lo que sea que necesite para hacer ese pequeño acto. Y luego orar para que se haga la voluntad de Dios en todas las cosas.
Sólo una sugerencia, él dijo. Pero no es una mala sugerencia.
Oremos: Dios de esperanza, mucho de lo que sucede en el mundo que nos rodea parece estar fuera de nuestro control, y en gran medida lo está. Pero muéstranos los pequeños pasos que podemos dar. Y luego, Señor, ayúdanos a dejarlo ir. Te damos nuestros ojos, nuestros oídos, nuestras manos, nuestros pies. Sánanos y céntranos, para que seamos instrumentos de tu paz. En el nombre de Cristo oramos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!