Un Descanso Sabático
Cuando vivía en Jamaica, había algunos de mis vecinos que mantenían un día de descanso a la semana. Uno de esos vecinos se llamaba Smith – aunque creo que ese era su apellido. Smith tenía dos trabajos y su esposa era estudiante de enfermería a tiempo completo. De hecho, ella trabajaba y asistía a una escuela localizada a una hora de distancia de Kingston. Ellos llevaban vidas ocupadas y agitadas.
En su día libre juntos, ellos iban a la iglesia por la mañana. Luego, pasaban las tardes compartiendo comida con familiares y amigos. A veces pasaban el rato bajo el árbol de mango. Yo recuerdo que se escuchaban muchas risas en su casa y muchos cantos. Ellos tomaban este tiempo de descanso muy en serio – y, sin embargo, se divertían mucho durante dicho día. Era un patrón de descanso santo, un ritual. Y era increíble ver que cada fin de semana todo su estrés desaparecía.
En retrospectiva, yo también tuve días de descanso. De hecho, tuve fines de semana de descanso. Pero pasaba la mañana de los sábados haciendo lavandería y por las tardes calificando exámenes. Los domingos por la tarde preparaba los temas para la siguiente semana. Siempre parecía haber algo que hacer.
Un domingo por la tarde, estaba sentado afuera calificando exámenes mientras mi vecino se acercaba. Yo nunca olvidaré dicho momento. Con una gran sonrisa en su rostro, Smith preguntó: “¿Hombre, los Presbiterianos no descansan?” Yo le dije: “Claro. Pero tengo que finalizar esto.” Él respondió amablemente: “Joe, incluso Dios descansó. ¿Eres más importante que Dios?” Él estaba bromeando. Pero no realmente. Él tenía razón.
Hoy oro por ti – para que puedas descansar un día a la semana y dejar de trabajar durante dicho día; deja la lavandería o pagar las facturas. O, tal vez para ti, sea simplemente dejar ir las preocupaciones. Un día a la semana. En cambio, llena ese día con cosas que nutran tu alma: familia, amigos, oración y alabanzas.
Oremos: Dios Amoroso, queremos honrarte y queremos experimentar la vida abundante que ofreces. Ayúdanos, Oh Dios, a establecer un patrón saludable de trabajo y descanso, para que podamos vivir una vida que te ubique en el corazón y centro de todo. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!