Tú Puedes Hacer la Diferencia

Durante los primeros años de la televisión, un periodista notó a un obrero en lo alto del edificio Empire State en la Ciudad de Nueva York. El obrero estaba instalando un transmisor de televisión en la parte superior del edificio. Pensando que sería una gran historia de interés humano, el periodista decidió entrevistar al hombre. Más tarde le preguntó al trabajador: “¿No tienes miedo de trabajar en condiciones como esa? ¿Es peligroso?” “Si”, respondió el obrero, “Pero nuevamente, ¡cuántas personas pueden decir que han cambiado el perfil de una ciudad como la de Nueva York!”

Si bien es cierto que la mayoría de nosotros nunca tendremos la oportunidad de cambiar el perfil de una gran ciudad, pero tenemos la capacidad todos los días para cambiar el mundo que nos rodea. Podemos ayudar a que este mundo sea más amoroso, más afectuoso, más armonioso, más bendecido. Nuestras acciones cotidianas no solo nos afectan a nosotros mismos, sino que afectan e influyen en otras personas. Sus acciones a su vez incluso influyen a otros. A través de nuestras palabras, nuestra generosidad, nuestra sonrisa, nuestras buenas obras, Dios nos ha dado el privilegio y la capacidad de trabajar con él para hacer de este mundo un lugar mejor.

Oremos: Dios amoroso, recordamos hoy que nuestra generosidad hace la diferencia no solo en el mundo que nos rodea – pero también en el mundo que está dentro de nosotros. Que podamos vivir este día de tal manera que cambie el mundo de maneras en que te sientas honrado. Amén.

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