Tú Eres su Cuerpo
Antes de la Segunda Guerra Mundial, en una pequeña aldea francesa, había una bella estatua de mármol de Jesús con las manos extendidas, de pie en el patio de una pequeña iglesia. Durante la guerra, una bomba estalló cerca y quebró la estatua en pedazos.
Cuando la lucha terminó, los miembros de la aldea de la pequeña iglesia se dispusieron a encontrar las piezas de la estatua y reconstruirla. A medida que pacientemente se ponían a reconstruirla, incluso las cicatrices parecían añadir a su belleza ante sus ojos. Pero, para su consternación, las frágiles manos habían sido pulverizadas. “Un Cristo sin manos no es Cristo en absoluto,” dijo alguien tristemente. Así que alguien más sugirió que intentaran conseguir una nueva estatua. Luego, a otra persona del grupo se le ocurrió una idea que generó gran entusiasmo. Sugirió que se adjuntara una placa de bronce a la base de la estatua que dijera: “No tengo más manos que la tuya”.
Hace mucho tiempo en los años 1500´s, la mística Cristiana Teresa Ávila lo expone de la siguiente forma:
Cristo no tiene cuerpo solamente el tuyo,
No hay manos, ni pies en la tierra sino los tuyos,
Tuyos son los ojos con los que mira
Compasión en este mundo,
Tuyos son los pies con los cuales camina para hacer el bien,
Tuyas son las manos con las cuales bendice a todo el mundo.
Tuyas son las manos, tuyas son los pies,
Tuyas son los ojos, tú eres su cuerpo.
Oremos: Dios de amor, hay una cantidad tremenda de necesidad en el mundo que nos rodea – incluso cerca de casa. Si bien reconocemos que no podemos resolver todos los problemas, o satisfacer todas las necesidades, de pequeñas maneras podemos hacer la diferencia. Ayúdanos a ser las manos, los pies, los ojos de Cristo en nuestra vida el día de hoy y todos los días. Amén.
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