Toque Curativo
Hay un teólogo de nombre Ronald Rolheiser, a quien he disfrutado mucho leyendo. Él escribe sobre como, en los evangelios, muchas personas encuentran sanación en el toque de Jesús.
En Marcos, capítulo 5, leemos que Jesús toma de la mano a la hija de Jairo, ella se levantó y empezó a caminar. En esa misma historia, leemos sobre una mujer que simplemente tocó el manto de Jesús, y aunque no le dirigió la palabra, ella también fue sanada.
Es interesante. Vemos esto a lo largo de los Evangelios, con cuánta frecuencia Jesús toca físicamente a quienes sana, incluso los Leprosos, incluso a los impuros…
Rolheiser va un paso más allá. Él afirma que no solo hubo sanación en el toque de Jesús, sino que, dado que nosotros, como iglesia, somos el Cuerpo de Cristo, aquí y ahora, también puede haber sanación en nuestro toque.
Ahora bien, siempre soy un poco cauteloso con historias de sanación como esta, porque he conocido a muchas personas, a lo largo de los años, que han orado fervientemente por sanación, con gran desesperación y gran fe, y acudieron a Jesús, y esa sanación aún no se produjo…al menos no somo esperaban…Ni siquiera el Apóstol Pablo recibió la sanación que deseaba…Él dijo que oró al Señor tres veces para que la espina que le fue clavada en el cuerpo fuera removida. Y Jesús respondió: “Te basta con mi gracia…”
No sé por qué es así…por qué algunos parecen sanar y otros no.
Aún así, creo que la oración tiene poder sanador. Aunque la sanación no siempre ocurre cuando querremos o exactamente como deseamos, confío en que el toque de Jesús tiene poder sanador. Y creo que también puede haber poder sanador en el toque del Cuerpo de Cristo aquí y ahora.
Oremos: Dios de amor, como pueblo tuyo, no siempre acertamos. Pero te agradecemos la manera en que obras a través de nosotros. Te agradecemos por los momentos en que has usado nuestras palabras, acciones y nuestras manos para sanar a otros. Y te agradecemos por las veces en que has obrado a través de otros para sanarnos a nosotros. Oro hoy por quienes necesitan tu presencia; en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!







