Toma Mi Yugo…
Hace dos días reflexionamos sobre la invitación de Jesús en Mateo 11:28: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.”
Pero hay más, ¿No es así?
A su invitación, Jesús añade: Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.
Ahora probablemente recuerdes que un yugo rodea el cuello de un buey o de un caballo para arar. Es un instrumento de trabajo. ¡Es exactamente lo que pensamos que los trabajadores cansados menos necesitan! Cuando Jesús se refiere a su yugo, él se refería a sus enseñanzas. Y, de hecho, ¡a veces el yugo de Jesús no se siente muy ligero!
Esto me hizo pensar en algo que uno de mis amigos me dijo una vez. Él dijo: “Joe, Dios te ama tal como eres ahora. Pero…¡Dios te ama demasiado como para permitirte seguir así!” Siempre existe esta invitación a aprender, a crecer…a profundizar…Siempre existe una invitación a cambiar nuestros corazones y nuestras mentes.
Pienso en mi propia vida, y en como seguir a Jesús me ha empujado…a abrir los ojos a la necesidad del mundo que me rodea…a suavizar mi corazón…a amar a aquellos que nadie más ama, a perdonar…a dar más de lo que pensaba que podía…enmendando errores…
Pienso en los momento de mi vida en los que me encontré en una encrucijada. Puedo pensar en al menos un par de ocasiones, al principio, en las que mi vida fácilmente podría haber tomado una dirección diferente. Y estoy agradecido por este camino…porque he descubierto que la sanación no solo proviene de sentarme en la presencia de Jesús y aceptar su amor, sino que también he descubierto que dicha sanación proviene de intentar caminar es sus caminos.
En mi casa tengo un imán en la refrigeradora. Es un dibujo de una oruga y una mariposa tomando café. La Oruga, asemejándose a un gusano, dijo: “Has cambiado.” Y la mariposa respondió: “¡Se supone que debemos cambiar!”
No. Quizás no siempre es fácil…pero ciertamente es bueno.
Oremos: Dios Santísimo, te damos gracias por tu amor incondicional por cada uno de nosotros. Y te agradecemos también por las invitaciones a crecer y cambiar y a transfigurar lo que nos duele o está roto. Ayúdanos a tomar siempre el yugo de Jesús, a caminar en sus caminos y a encontrar descanso para nuestras almas. En su nombre oramos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!