Tal y Como Yo Te He Amado
El mensaje de hoy fue escrito por mi amigo el Capellán Bob Griffiths.
El 18 de Mayo, marcamos la ascensión de Jesús al cielo. Esto se celebra 40 días después de su resurrección de entre los muertos. Pero todavía tenemos el encargo de vivir su último mandamiento para con nosotros: “Este nuevo mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si aman los unos a los otros.” (Traducción de Andy Gaus) ¿Y cómo sabrá esto las personas? Porque vivirán, mostrando ese amor. Como dijo famosamente San Francisco: “Predicad el Evangelio en todo momento; utilice palabras solo si es necesario.” ¡Las acciones realmente hablan más que las palabras!
En estos días en los que todo es instantáneo, desde la avena hasta las llamadas telefónicas y las publicaciones en las redes sociales, todo DEBE lograrse lo más rápido posible. Recordemos que es mucho más difícil vivir el último mandamiento de Jesús y demostrar amor que tener una rección/respuesta instintiva ante cualquier cosa que me suceda. ¿Disparar a los coches y a las personas que entran por error en mi entrada? ¿Interrumpir una reunión de la junta escolar gritando en respuesta a un comentario con el que no estoy de acuerdo? La lista crece día a día.
Tengo un vecino que está en el extremo opuesto al mío del espectro de creencias políticas. Y ellos y yo nos tratamos con respeto y amabilidad. ¿Y por qué no? ¡Son personas amables y atentas! Yo nunca los he oído decir una palabra desagradable sobre nadie. Siempre es un placer verlos y expresarnos con simpatía, amor y preocupación.
Entonces, ¿Cómo me va hoy viviendo el último mandamiento de Jesús para con nosotros, sus estudiantes y seguidores? ¿O a los comentarios claramente expresados por Buda sobre cómo vivir nuestras vidas? ¿O alguna otra enseñanza importante basada en la ética o la fe? Porque nada se trata sólo de mí, se trata de nosotros, y de cómo trato a otro hijo de Dios.
Oremos: Dios de Gracia, recordamos tu amor por nosotros, tu perdón y tu gracia. Y recordamos que nos has llamado a un camino mejor. Acércate a nosotros, mientras te entregamos cualquier resentimiento, ira u odio que podamos estar sintiendo. Para ayudar a aquellos que necesitan una palabra amistosa o tal vez un abrazo. Concédenos esto, te pedimos, para que podamos retribuir el amor infinito de Cristo por nosotros. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!