“¡TA-RÁN!”
Recientemente escuché la historia de una clase de escuela dominical para niños de tercer grado. La profesora acababa de terminar de hablar sobre cómo Jesús había sido crucificado y puesto en la tumba. Intentó transmitir la emoción y la sorpresa de la mañana de Pascua y la resurrección preguntando a sus alumnos: “Y ¿Cuáles creen que fueron las primeras palabras de Jesús cuando salió vivo de la tumba?”
Una niña pequeña levantó la mano, brincaba con entusiasmo y gritó: “Yo lo sé, yo lo sé, yo lo sé.”
“Genial,” respondió la profesora, “por favor dinos.
Levantando los brazos en el aire, y dijo: “¡TA-RÁN!”
Esta historia me recuerda a mi amigo, Reverendo Roger Kunkel, q.e.p.d. Solía decir siempre que el Evangelio de Cristo era el “TA-RÁN” de Dios.
En esta temporada de Pascua, que puedas recordar que los problemas que enfrentamos en la vida, las enfermedades, los errores, el desamor y las pérdidas no llegan a tener la última palabra. ¡Alabamos a un Dios que perdona, que redime y que da vida incluso de la muerte! ¡TA-RÁN!
Oremos: Dios Santo, te damos gracias por el milagro de la vida misma, y por la promesa de la Pascua. Ayúdanos a vivir sabiendo que en la vida y en la muerte te pertenecemos. Que continúes trabajando la Pascua en nuestras vidas y en este mundo. Pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!