Salvación
A veces las personas me preguntan: ¿Eres salvo? ¿Alguna vez te lo han preguntado? Y la respuesta es, por supuesto, sí. Es un regalo de Jesús. Pero debemos tener cuidado de no reducirlo, de no volvernos simplistas al respecto. Porque la vida de fe es el viaje de toda una vida. Va mucho más allá de ese primer sí. La salvación tiene que ver tanto con la vida antes de la muerte como la vida después de la muerte. Y en ese sentido, las preguntas están siempre ante nosotros:
¿Qué tipo de vida quiero vivir? ¿Qué tipo de relaciones quiero tener? ¿Qué tipo de mundo quiero crear? ¿Qué tipo de legado quiero dejar?
La palabra “salvación” en el idioma Griego original del Nuevo Testamento es “sozo”. A veces también se traduce como ser sanado; hacernos plenos.
La pregunta es: ¿Estás salvo? También puede traducirse: ¿Estás siendo sanado?
Ayer reflexioné sobre la idea del éxito. En mi opinión, esto se relaciona con todas las preguntas que planteamos anteriormente. Para mí, el éxito cosiste en vivir mi propia salvación.
Nuevamente, hoy los dejo con la pregunta: ¿Cómo tú defines el éxito?
Oremos: Dios de amor, te damos gracias por la salvación que nos ofreces a través de Jesús. Deseamos desesperadamente que nos sanes, que seamos plenos. Ayúdanos a confiar en ti y empodéranos para vivir las preguntas en sí. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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