Riendo en la Tierra
El mensaje de hoy fue escrito por el pastor invitado Rev. Andy Odom.
Sagradas Escrituras: Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga. (Salmo 51:12)
Su nombre es Masosa. Él es uno de los aldeanos que conocí hace algunos años, durante el tiempo que pasé en un viaje a la región de Sakata en Malawi, África, uno de los países más pobres de la Tierra. Sospecho que Masosa tiene unos 80 años, pero no hay forma de saberlo con seguridad. Él no recuerda. “¿Cómo se supone que sabré cuántos años tengo? Dejé de contar hace mucho tiempo,” él nos dijo. Masosa era un personaje. Masosa nos contaba cómo, ahora, se sentía con frío todo el tiempo y cómo su familia tenía que cuidarlo porque ya no podía caminar, y luego contaba una broma o estallaba en una gran sonrisa. Nos tuvo a todos en puntillas con las cosas que decía. Le tomó mucho tiempo al intérprete traducir a través de sus propias risas.
Allí estábamos con este hombre, en algunas de las circunstancias más deplorables que puedes encontrar, y nos reíamos. Esta era la tierra en la que vivía durante el día y en la que dormía toda la noche. Esta era la tierra que se convertía en lodo durante las lluvias y rocas durante el calor. Esta era la tierra que algún día lo reclamará, y nosotros estábamos sentados en ella y riéndonos juntos, jugando, despreciando la mortalidad de todo. A medida que lo hacíamos, yo estaba convencido, una vez más, por el poder del espíritu humano para trascender el momento y mantener una conversación con Dios.
No olvidaré pronto el tiempo que tuve con Masosa. Mi oración es que cada uno de nosotros podamos obtener una pequeña porción de la santa risa que Dios le dio. Que seamos capaces de trascender los momentos que tenemos cada día y que nos encontremos riendo en la tierra.
Oración: Querido Señor, la vida es desordenada, caótica e injusta. El día de hoy nos detenemos por un momento para recordar a personas como Masosa, que vive en las condiciones más difíciles, y sin embargo las vemos reír y sonreír y llenas de alegría por cada pequeña bendición que se presenta. Danos ese tipo de corazón, Oh Dios. Ayúdanos a reír en la tierra. Amén.
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