Realizando Inventario
El pastor David McLennon una vez escribió sobre su primer trabajo en una tienda de abarrotes, en una pequeña ciudad. A los trece años fue contratado como ayudante. Él barría el piso, ponía los artículos en bolsa para los clientes, y surtía de productos. Un Sábado, escuchó al dueño decirle a uno de sus cajeros: “Es esa época del año otra vez, es hora de realizar el inventario.” Bueno, esa era una palabra que no formaba parte de su vocabulario en ese momento. Así que, se acercó al amable hombre mayor y preguntó. “¿Señor, que es un inventario?” Pacientemente el dueño le explicó que era un periodo en que se realizaba una lista de las cosas que tenía – desde los comestibles en los estantes hasta el papel para envolturas y sogas. Aún algo confundido, McLennon le preguntó al dueño ¿por qué? “Bueno,” respondió, “es fácil olvidar exactamente cuánto tienes cada año. De vez en cuando tienes que realizar un inventario solo para saber lo que tienes.”
Esta pequeña historia nos plantea la pregunta: ¿he realizado un inventario de mi vida últimamente? ¿He hecho un esfuerzo para contar todas esas cosas positivas que tengo en mi vida?
Con frecuencia estamos dispuestos a quejarnos de los desafíos que enfrentamos o acerca de lo que nos hace falta. Que si en contraste, de vez en cuando, nos sentemos a enumerar los regalos, bendiciones y oportunidades que Dios nos ha dado. Me parece que esto sería un gran ejercicio, especialmente cuando estemos en un estado de ánimo para quejarnos o retorcernos en la autocompasión.
Es fácil olvidar lo mucho que tenemos. De vez en cuando, hagamos un inventario.
Oremos: Tú eres bueno, Oh Dios, y has sido bueno con nosotros. A medida que elaboramos nuestras listas, que tu paz descanse sobre nosotros y que podamos recordar, otra vez, que somos bendecidos para poder ser una bendición. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!