¿Quieres Quedar Sano?
En el Evangelio de Juan, Jesús le preguntó a un hombre que claramente estaba sufriendo: “¿Quieres quedar sano?” (Juan 5:2-6). Al principio parece una especie de pregunta fuera de lugar. Si estuvieras enfermo, por supuesto, desearías estar bien. ¿Quién no lo desearía? Pero la verdad es que a veces nos acostumbramos a ser tal como somos. Nos acostumbramos a nuestros hábitos, nuestras rutinas, nuestras vidas, incluso cuando estos hábitos, rutinas y vidas no son tan saludables como deberían ser. Y a veces el cambio parece ser más difícil que lidiar con la enfermedad misma.
A veces necesitamos dejar que Jesús nos realice esta pregunta: “¿Quieres quedar sano?”
Ahora bien, es cierto que a veces nuestra respuesta a dicha pregunta puede ser un rotundo sí, y sin embargo todavía no conseguimos la curación física que anhelamos. También es cierto que podemos estar dispuestos a cambiar o hacer lo que sea necesario, y la sanación aún no viene. Ni siquiera el Apóstol Pablo obtiene la sanidad que busca (Ver 2 Corintios 12:5-9).
Sin embargo, sigue siendo una buena pregunta – especialmente en lo que se refiere a nuestras vidas espirituales. ¿Estamos dispuestos a dejar ir las heridas recibidas en el pasado, los rencores y los errores para ofrecer perdón? ¿Estamos dispuestos a hacer el trabajo duro de cambiar hábitos o rutinas no saludables? ¿Estamos dispuestos a pedir la ayuda que necesitamos? A veces la curación que buscamos está a nuestro alcance.
Que estemos abiertos a la pregunta de Jesús. Y lo más importante, que puedas estar abierto al cambio que él pueda desear traer. Y al hacerlo, oro para que puedas encontrar tu alma en un estado sano.
Oremos: Amado Dios, queremos estar sanos. Necesitamos tu sanidad y tu gracia incluso ahora. Concédenos la serenidad para aceptar lo que no podemos cambiar. Concédenos el valor de cambiar lo que podamos cambiar. Y concédenos la sabiduría para saber la diferencia. En el nombre de Jesús. Amén.
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