Que tu Alegría sea Completa
Erma Bombeck contó una vez una historia sobre un momento en la iglesia cuando notó a un niño pequeño que estaba dando vuelta en su asiento – sonriéndole a todos. Ella escribió: “Él no estaba gorgoteando, escupiendo, tarareando, pateando, rasgando los himnarios, o revisando el bolso de su madre. Él solo estaba sonriendo. Finalmente, su madre lo sacudió y en un susurro de escenario, que se podía escuchar en un pequeño teatro de Broadway, dijo: “¡Deja de sonreír! ¡Estás en una iglesia!” Con eso, le dio con un cinturón en la parte posterior y mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas, agregó, “Así está mejor,” y volvió a sus oraciones. Quería tener a este niño con el rostro manchado de lágrimas cerca de mí y decirle acerca de mi Dios. El Dios feliz. El Dios sonriente, el Dios que debió tener un sentido del humor para haber creado personas como nosotros.”
Es tan cierto. El Dios que Jesús nos invita a confiar es un Dios de alegría, un Dios de risa, un Dios de misericordia y de esperanza. Las personas de fe que son severas ¡lo tienen todo equivocado!
En el Evangelio de Juan, Jesús dijo: “Ahora vuelvo a ti, pero digo estas cosas mientras todavía estoy en el mundo, para que tengan mi alegría en plenitud.
En tu propia vida, que puedas tomar gran deleite en tu adoración. Que tu fe sea fuente de fortaleza y alegría. Que puedas deleitarte en Dios. Y siempre recuerda que ¡Dios se deleita en ti!
Oremos: Dios de toda alegría, recordamos que Jesús vino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. También recordamos que uno de los frutos del Espíritu es la alegría. Llénanos de nuevo con tu alegría y con vida abundante – y que estos dones se derramen fuera de nuestras vidas tocando y cambiando el mundo que nos rodea. Lo pedimos en nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!