Pidiendo Perdón

En una película sobre Beethoven, hay una escena en la que se pone furioso con la propietaria de la casa. Más tarde él le pidió disculpas. Fue un momento conmovedor y se podía ver que la mujer estaba conmovida y que estuvo a punto de llorar. Luego le dio dos entradas para el concierto en el que se iba a entonar por primera vez su nueva sinfonía, a lo que ella respondió: “Sr. Beethoven, no eres tan malo cuando tienes una lengua civilizada en la cabeza.”

Es difícil decir: “Lo siento.” Es difícil pedir perdón. Pero admitir faltas y pedir perdón son los primeros pasos hacia la reconciliación. Son los primeros pasos para reparar el daño causado a una relación. Si nuestro orgullo no nos permite disculparnos, nuestras relaciones no se podrán sostener, y con el transcurso del tiempo solo se deteriorarán.

En 2 Corintios 5, el apóstol Pablo escribió:

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado lo nuevo! Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación…

De vez en cuando, todos tenemos faltas. Todos cometemos errores. Que seamos el tipo de personas que puedan disculparse, y siempre en busca de la reconciliación.

Oremos: Dios de Amor, siendo humanos hay momentos en que perdemos el horizonte. Cometemos errores. Nos equivocamos. Danos el valor, la humildad y la fuerza para admitir nuestras deficiencias y que la sabiduría comience nuevamente de manera diferente. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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