Para que Sean Uno

Hace muchos años, la iglesia a la que servía tuvo un servicio religioso en conjunto con una iglesia Coreana en desarrollo. Si alguna vez has estado en un servicio de adoración como ese, entonces sabes que puede haber una tremenda energía presente. Ese día noté una permanente sensación de alegría presente en la habitación. Fue una alegría que proviene de pasar tiempo con aquellos con quienes compartimos una fe en común. Noté que sentimos un respiro de esperanza, que algún día todos los hijos de Dios vivirán en paz. Y había un sentido palpable del amor de Dios presente, el amor se derramaba para cada uno de nosotros.

Muy a menudo en la vida, moramos en los problemas que nos dividen. Nos enfocamos en nuestras diferencias. O nos enfocamos en lo que estamos en contra. Cuando lo hacemos, nos quedamos sintiéndonos enojados, amargados o deprimidos. Por otro lado, cuando llegamos a conocer personalmente a los que son diferente, a menudo encontramos un hilo profundo de similitud. Somos más parecidos de lo que a veces pensamos.

En el Evangelio de Juan, capítulo 17, en una de sus intercesiones más fervientes, Jesús ora para que seamos uno.

Oremos: Dios Creativo, recordamos hoy que inventaste todos los colores del arco iris – en sus infinitos tonos y matices; tú has creado a más de un millón de especies de animales; y nos creaste en una variedad de formas, colores y tamaños. Te alabamos por el hermoso mundo diverso en el que vivimos y en el que encontramos nuestro lugar. Hoy, oramos por aquellos que son diferentes a nosotros. Ayúdanos a amarlos tal y como tú los amas. Llénanos con tu gracia y paz, que sea nuestro para compartir. Amén.

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