Paciencia y Paz
Hay una vieja historia sobre un niño de nombre Tyler que se sentó a escribir una carta a Dios pidiendo una pequeña hermanita. El comenzó la carta de la siguiente forma:
Querido Dios, he sido un muy buen chico…
Se detuvo, pensando: “No, Dios no creerá eso.” Él arrugó el papel, lo tiró, y empezó de nuevo:
Querido Dios, la mayoría del tiempo he sido un buen chico…se detuvo a la mitad de la oración, otra vez pensando, “Dios no se conmoverá por esto.” Así que lo tiró en el bote de basura y de esa forma hubo otro papel arrugado.
El niño entró al baño, agarró una gran toalla, del porta toallas, la llevó a la sala de estar y lo extendió en el sofá. Luego se dirigió a la repisa, sobre la chimenea, extendió la mano y bajó una estatua de la Virgen María, la madre de Jesús, que él había mirado muchas veces. Tyler colocó la estatua en medio de la toalla, dobló suavemente los bordes, y colocó una cinta elástica alrededor de toda la toalla. La llevó a la mesa, tomó otro papel y empezó a escribir su tercera carta a Dios:
Querido Dios, si alguna vez quieres volver a ver a tu mamá…
¡Tyler parece que crecerá para unirse a la mafia!
Tyler quería que Dios actuara ¡y quería que Dios actuará YA!
Podemos identificarnos con él, ¿verdad que sí? Él quería que Dios actuara ¡y quería que Dios actuará YA”
Esperar es difícil porque nos obliga a admitir que hay algunas cosas que no están bajo nuestro control. A la mayoría de nosotros nos gusta creer que estamos en control. Si trabajamos lo suficiente, si estamos adecuadamente preparados, si nos concentramos, podemos hacer que las cosas sucedan.
Y eso es cierto – pero sólo hasta cierto punto. Hay algunas cosas que no se pueden apresurar. Recuperación de una cirugía, el proceso de duelo, un joven que está aprendiendo a ser responsable son sólo unos pocos ejemplos.
El pastor coreano-americano y escritor Joshua Kan afirmó que la paciencia es un requisito previo para la paz – en todos los sentidos de la palabra. En su libro, DEEP Rooted in Christ (Arraigados en Cristo), él escribió sobre la formación espiritual, “Aprendemos a tener paciencia con nuestros enemigos, la paciencia con los más cercanos a nosotros, paciencia con los que no conocemos, incluso paciencia con nosotros mismos.” Kan continuó diciendo, “Las personas que tienen paciencia no carecen de nada. Las personas que tienen paciencia lo tienen todo.”
Oremos: Dios Santísimo, concédenos compasión para nosotros y por los demás. Que aprendamos la paciencia – y en esa paciencia que experimentemos tu paz. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!