No Volverá Vacío
En el profeta Isaías leemos esta promesa:
Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo,
y no vuelven allá sin regar antes la tierra
y hacerla fecundar y germinar
para que dé semilla al que siembra y pan al que come,
así es también la palabra que sale de mi boca:
No volverá a mí vacía…(Isaías 55:10-12)
En cierto sentido, esta fue la promesa de Dios a los Judíos exiliados en Babilonia: Volverán a casa. Si lo he prometido, si la palabra salió de mi boca, y lo fue, ¡puedes contar con ello! Pero la promesa se amplia y hay más…
También es una promesa de que, de alguna manera, la palabra de Dios es nutritiva, como la lluvia o la nieve; que, de alguna manera, una vez que esté ahí, Dios usará esta palabra para traer florecimiento, salvación y plenitud. De alguna manera, de alguna forma, la palabra de Dios será pan para el hambriento y agua para el alma sedienta…
Piensa en tu propia vida. En aquellos momentos en que la palabra de Dios te ha tocado de cierta manera. Tal vez durante las alabanzas o a través de la música. Tal vez estabas sentado en la iglesia, durante las alabanzas, un domingo y algo te impactó. Y sentiste la paz de Dios…o la gracia inesperada…o una sensación de ser retado. O tal vez escuchaste la palabra de Dios o viste la palabra de Dios vivida a través de otra persona, tal vez un padre o un abuelo, un entrenador, un mentor o un amigo. Tal vez te impacto de inmediato, o tal vez años después.
No sé cómo, y no entiendo los tiempos, pero sí creo que cuando recibimos esta palabra, o la compartimos, como sea que lo hagamos, se siembra una semilla…y Dios lo usará…Aunque no entendamos cómo, ni cuándo…
Mi oración para ti hoy es que continúes creando el espacio y tiempo para recibir la palabra de Dios en tu vida…Permite que esa palabra te guíe y te alimente. Y, que puedas llegar a ver que cada vez que compartes esta palabra con los demás, sea como sea que lo hagas, se siembra una semilla…y tú has hecho tu parte…Es Dios quien trae la lluvia. Es Dios quien conoce las estaciones del corazón…Y es Dios quien trae la semilla a la cosecha.
Oremos: Dios misericordioso, que al recibir tu palabra seamos alimentados. Al ser alimentados, que podamos alimentar a otros. En el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!