Nada como lo que haya encontrado
En su escrito, Una Carta a la Vida Contemplativa, Thomas Merton ofrece palabras de aliento de quienes han entregado su vida a la oración y la contemplación. Él comenta:
“Nada puede cambiar el amor de Dios por mí, ya que mi misma existencia es signo de que Dios me ama y la presencia de su amor me crea y sostiene…”
“El mensaje de esperanza que te ofrece el contemplativo, entonces, hermano, no es que necesites encontrar tu camino en la jungla de lenguajes y problemas que hoy rodean a Dios; pero que lo entiendas o no; Dios te ama, está presente en ti, vive en ti, mora en ti, te llama, te salva, y te ofrece una comprensión y una luz que no se parecen a nada que hayas encontrado en los libros o escuchado en sermones.”
Merton nos anima además en nuestra propia vida de oración, escribiendo que “si nos atrevemos a penetrar nuestro propio silencio y a avanzar sin miedo hacia la soledad de nuestros propios corazones…entonces realmente recuperaremos la luz y la capacidad de comprender lo que está más allá de las palabras y de las explicaciones…”
Es difícil sentarse en silencio para escuchar la voz de Dios. Pero aquellos que lo practican encuentran un centrado y una conexión a tierra que son notables y convincentes. Si decides intentarlo, empieza poco a poco, uno a dos minutos cada mañana. Observa tu respiración. Note su propia presencia. Recuerda que el Espíritu de Dios está en ti y a tu alrededor. Después de algunas semanas, agregue poco a poco tiempo al silencio. Construye a partir de allí.
Oremos: Dios de Gracia, queremos ser el tipo de personas que viven una vida centrada y equilibrada. Anhelamos tu sanación, tu guía y tu amor. Ayúdanos a reservar tiempo para ti. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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