Nacer de Nuevo
En el Evangelio de Juan, Jesús estaba hablando con un fariseo llamado Nicodemo. Él le dijo a Nicodemo: Quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo no lo entiende y respondió: “¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo?” (¡Él hubiese sido un buen literalista!)
Pero en realidad no es una mala pregunta. A veces es difícil imaginar un renacimiento después de que envejecemos. A veces es difícil imaginar renacer después de que nos acomodamos en nuestros caminos. A veces es difícil imaginar renacer durante esos momentos muertos en nuestras vidas. Pero muy a menudo esos son exactamente los momentos en que el Espíritu quiere hacer algo nuevo en nosotros.
Cuando estaba en Atlanta, a veces ayudaba a servir el desayuno a las personas sin hogar en la Iglesia Puerta Abierta. Después de servir el desayuno siempre nos sentábamos a comer. Un día resulta que estaba sentado frente a otro voluntario que era un poco mayor – recién jubilado – tal vez a inicios de sus años 70. Mientras estaba sentado, noté algunas lágrimas corriendo por su mejilla. Él dijo que estaba sirviendo sémola de trigo esa mañana y cerca del final de la fila, un hombre desamparado le agarró de la mano, lo miró a los ojos y le dijo muy sinceramente: “Gracias”. Esto realmente lo conmovió. Reflexionando sobre lo ocurrido, él dijo: “No puedo creer que haya esperado alrededor de 70 años para comenzar a retribuir. Y otro hombre, sentado junto a él a la mesa dijo: “Sí, pero que bendición no haberlo perdido del todo.”
Recuerdo que una amiga en el seminario me dijo que fue en medio de un divorcio doloroso, a inicios de sus cincuenta años, que ella comenzó a escuchar a Dios llamándola al ministerio. Ella me dijo que era casi como si Dios le estuviera diciendo: Sé que piensas que esto es el final – pero hay todo un nuevo capítulo por delante…
No sé por lo que podrías estar pasando en tu vida, pero oro para que puedas esperar que el mismo Espíritu que sopló vida a los huesos secos de Israel; el mismo Espíritu que levantó a Jesús de la muerte; el mismo Espíritu que sopló vida en los inicios de la iglesia en el primer Pentecostés, ese mismo Espíritu pueda y dará luz a algo nuevo – incluso a ti – incluso a mí.
Oración: Espíritu Santo, Autor y Renovador de la Vida, como un viento poderoso, sopla nuevamente en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestras iglesias y en nuestro mundo. Trae sanidad, misericordia, gracia y vida nueva. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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