Mira Más Profundo

En la segunda carta de Pablo, que envió a la Iglesia, que se puede encontrar en Corintios (5:16), existe una oración que continúa retándome. El escribió: “Así que de ahora en adelante no consideraremos a nadie según criterios meramente humanos…” Pablo nos dice, en este precioso versículo, que Dios murió por todos. No solo por personas que piensan como nosotros, o que vota como nosotros, o que educa a sus hijos como nosotros. No solo a personas de nuestra generación o de nuestro estatus social. Pablo nos dice que Dios murió por todos – por lo tanto, no consideraremos a nadie – a nadie – según criterios meramente humanos.

Esto significa que no solamente los veremos por su apariencia superficial. Tenemos que mirar más profundo. No debemos de mirar solamente sus faltas. No debemos de mirar solamente sus problemas. No debemos de mirarlos en base de lo que pueden hacer por nosotros. Miremos a otras personas como seres sagrados por quienes Cristo murió.

Una vez, una amiga compartió conmigo que una de sus disciplinas espirituales era de tratar de ver la imagen de Dios en cada persona que encontrara. Piensa en como esto puede cambiar tu interacción con las personas que te rodean. ¿Qué pasaría si recordaras que esa persona grosera detrás del mostrador, que te está esperando, es alguien que Jesús ama; o esa persona que se te atravesó en el tráfico; o, el vecino despreciable, o el hombre desamparado que está en la esquina, o la suegra que constantemente te está diciendo como educar a tus hijos? ¿Qué pasaría si tratáramos de recordar que ellos son personas que luchan, así como nosotros, y que Cristo murió por ellos – al igual que Cristo murió por ti?

Tengo que creer que cuando buscamos por la imagen de Dios en otros, que su imagen brilla más en nosotros.

Nuestra oración de hoy fue escrita por el Rev. Roger Kundel, q.e.p.d., fundador del ministerio Dial Hope (Digita Esperanza). Oremos: Dios de Amor, quien cambia los ríos de su curso y altera el camino de las estrellas, infúndenos e inúndanos hoy de alegría y esperanza. Permite que el poder radiante de tu Santo Espíritu destruya cualquier negatividad y cinismo que se encuentre dentro de nosotros y llénanos de sentimientos positivos de amor y de afirmación. Ayúdanos a decir sí a las cosas que son buenas, y no a las cosas que desvaloriza la vida. Moldéanos más en la imagen de Cristo que nos permita escucharte decir, “Bien hecho, siervo bueno y fiel.” Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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