Maestros Inesperados

Disfruto pescando con mi amigo Brian. Él es un gran pescador, sabe lo que está haciendo y, por lo general, nos va muy bien. Pero, yo aprecio mucho, especialmente cuando tenemos bajísimos niveles de pesca o incluso cuando perdemos un pez, que no se agita ni se desmorona. No. En cambio, él inevitablemente dice: “Está bien porque estamos aprendiendo. Los capturaremos la próxima vez.” 

A veces en la vida, las cosas no salen como queremos. A veces el pez grande se escapa. A veces cometemos errores. No siempre lo hacemos bien. Sería fácil ponerse de mal humor o estar de mal humor constantemente. Sería fácil tratar de encontrar a alguien a quien culpar. Pero, por otro lado, si vemos estos momentos como oportunidades para aprender, la vida se disfruta más. De hecho, los reveses pueden convertirse en nuestros maestros. Y si mantenemos los ojos y el espíritu abiertos, siempre hay mucho que aprender.

Oremos: Amado Dios, te agradezco que tenemos la capacidad de aprender – que no estamos condenados a cometer los mismos errores una y otra vez. Hoy, al borde del ano venidero,  oro por tu gracia sanadora que se derrame sobre nosotros. Repáranos en donde estemos rotos. Fortalécenos donde estemos débiles. Concédenos paciencia con nosotros mismos y con los demás, para que podamos disfrutar de esta vida que nos has dado y glorificarte. Amén.

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