Los Anillos de la Memoria
En Salmos 40 (1-3) leemos estas palabras de esperanza:
Puse en el Señor toda mi esperanza;
él se inclina hacia mí y escuchó mi clamor.
Me sacó de la fosa de la muerte,
del lodo y del pantano,
puso mis pies sobre una roca,
y me plantó en terreno firme.
Puso en mis labios un cántico nuevo,
un himno de alabanza a nuestro Dios.
Este salmo refleja a una persona que había pasado por momentos de desesperación y dolor humano. Nos cuenta que oró pidiendo ayuda y clamor al Señor. Y Dios lo escuchó y lo libró…Y al reflexionar sobre su vida, él se sintió obligado a dar gracias y alabar….
En su libro Waling in Wonder (Caminando en el Asombro), (p.151) el poeta y filósofo irlandés John O’Donohue escribió lo siguiente:
“Curiosamente, nunca nada se pierde o se olvida; todo lo que nos sucede pertenece dentro de nosotros…La imagen en la naturaleza que realmente es profunda en relación con eso es el árbol; todos los anillos de la memoria envuelven todos los años de crecimiento, florecimiento, muerte y envuelven todos los elementos de la experiencia. De manera similar, dentro de la parde de arcilla de cada alma, están los anillos de la memoria y puedes encontrarlos.”
Como mencioné la semana pasada, es cierto que muchas de las experiencias que tenemos en el mundo son desgarradoras, rotas y duras… Pero lo que he llegado a ver es que comenzamos el proceso de sanación de lo que nos duele, de lo que está desgarrado y roto dentro de nosotros, comenzamos el proceso de transfigurar nuestro pasado cuando visitamos esos lugares con compasión y con ojos de fe.
Esto no es algo que se puede hacer en el momento. No es algo que se pueda hacer en medio del dolor. A veces, sólo años después, mirando hacia atrás; tal vez haciendo un conjunto diferente de preguntas…
No puedo evitar pensar que eso es exactamente lo que el salmista estaba haciendo cuando escribió este salmo, que había cosechado los recuerdos de un tiempo amargo…él fue capaz de ver algo más allá del dolor y la angustia…que todavía había belleza.
Al reflexionar sobre tu vida, que lo hagas con un corazón compasivo y ojos de fe. Y que puedas ver que incluso en medio del dolor y la pérdida, también hay un gran amor y gracia.
Oremos: Abre nuestros corazones y nuestros ojos, Oh Dios, para vislumbrar tu presencia a lo largo del camino de la vida; en Cristo vivimos y oramos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!
